Biri de Triana

Biri lee la prensa antes de ponerse a trabajar por Triana. Foto JBG
Biri lee la prensa antes de ponerse a trabajar por Triana. Foto JBG

            Es conocido como Biri de Triana, un personaje atípico, muy popular y bastante peculiar en el arrabal como vendedor ambulante, por su continuada simpatía y por toda una trayectoria de muchísimos años en el barrio alfarero. Pero «Er Biri», currante incansable, tiene una propia historia, tan inusual como sorprendente, que muy pocos conocen. Nunca se debe de prejuzgar a nadie, sin conocer la auténtica verdad.

            Su nombre es Mohamed Abdelatín, nacido en la calle General Franco de Tetuán (Marruecos), cuando todavía era colonia española, el 17 de marzo de 1963. Comenzó a estudiar en la academia de San Javier (Murcia), la carrera para ser piloto de avión, pero a los tres meses, frustraron su sueño, al no superar el reconocimiento médico, por problemas en la vista. Becado por la Embajada de Marruecos, vino en 1984 a Sevilla, donde, tras siete años, se sacó el título de Ingeniero Técnico Industrial. El personal hispalense, le puso de mote «Er Biri», en homenaje a Biri-Biri, el emblemático jugador sevillista nacido en Gambia. No le gusta que lo tachen de moro, diciendo siempre que es árabe: “Moro viene de montaña y el único monte que conozco es el Cerro del Águila”, afirma con guasa el simpático musulmán.

            En 1991, recién acabada la carrera en la Rama Central de Ingenieros, entró en la Expo’92, haciendo proyectos eléctricos. Mientras estudiaba, ya hacía bastantes “chapuzas” como electricista. Cuando se le acabó la beca, su familia quería que Mohamed volviera a Marruecos, pero él no quería, bajo ningún concepto, regresar a Tetuán. Vivía entonces, en un ático en la céntrica calle del Arenal, Tomás de Ibarra, número 8, en la misma casa que vivía El Pali en el bajo. Biri recuerda al genial cantaor de sevillanas: “Siempre estaba sentado en la puerta de la casa, con la silla al revés, con su cervecita y con un pedazo de bocata de jamón o chorizo”.

Como siempre, Biri se disfraza cada día para sacar una sonrisa.
Como siempre, Biri se disfraza cada día para sacar una sonrisa.

    Residiendo en el histórico barrio del Arenal sevillano, Mohamed observaba a varias gitanas que vendían flores a los turistas, y sacaban un dinero curioso. Entonces decidió vender rosas de Colombia y Ecuador disfrazado según la fecha. En Semana Santa viste de costalero o de Romano, que parece bajado del mismísimo misterio de la Sentencia; el Domingo de Resurrección de torero; con un sombrero de ala ancha y vistiendo de corto, en época de la Feria de Abril; en la Virgen del Pilar pasea de maño su canasto de rosas; en San Isidro es todo un «chulapón», recién salido de Doña Francisquita; o con un gorro y traje de Papá Noel en Navidad, pero siempre con su canasto de flores, que bien sabe de saraos, fiestas, velás y movidas. En cierta ocasión, y a la salida del Teatro Maestranza, en que se representaba la obra “Aída”, ofrecía a los señores, rosas azules para sus damas, disfrazado del mismísimo Ranmadés. El 14 de febrero, día de los enamorados, siempre tenía orquídeas de Holanda, para la feria en el Real, claveles de Chipiona y flores de pascua en época navideña.

            Con el tiempo y tras la crisis que hubo en Sevilla tras la Expo, montó su propia floristería en 1993, en la trianera calle Sánchez Arjona, actual Esperanza de Triana. Eligió venirse al arrabal trianero: “Porque en Tetuán había destinados muchos españoles, sevillanos y trianeros, de El Tardón sobretodo”. El marroquí Biri seguía haciendo “chapuzas”, ya como autónomo, controlando los boletines de las centrales y redes eléctricas de los negocios. Actualmente, se dedica a tirar fotos callejeras y saber sacarle una sonrisa a todo el mundo. Copió la idea de Risitas que, con mucho malaje, cobra 1€ a los turistas, por hacerse una instantánea con él. Entonces, Biri compró una Polaroid y con extraños artilugios, la revela al instante. Quien quiera hacerse una fotografía con él, tendrá que ser inmortalizado con su cámara. Sabiendo del numeroso público oriental de turismo en Sevilla, lleva cinco años estudiando chino mandarín, ya le queda menos.

            Pero «Er Biri» tiene en su curriculum, una buena lista de películas en su haber, casi todas de extra o figurante, teniendo también, papeles muy cortitos. En 1986 participó durante dos meses en la más célebre de todas, la serie inglesa de televisión “Harem”, conocida en español como “Los Dardanelos”. Este telefilm reunió un importante elenco de estrellas, como Omar Sharif y Ava Gardner, en su último trabajo como actriz. Se rodó en varios lugares de Sevilla -estación de Plaza de Armas, Reales Alcázares y Casa de Pilatos-, sirvieron para simular que todo transcurría en Turquía. Biri comenzó como extra, pero pronto lo ascendieron a figurante.

Rte. El Faro
Jorge Benítez y “Er Biri” en el Rte. El Faro de la plaza del Atozano. Foto JBG

         En 1989 sale en “Bajarse al moro” de Fernando Colomo, metiéndole droga al coche de Verónica Forqué, que acaba enamorándose de él. Rodada en Córdoba, participó en 2002, de “Poniente”, el film de Chus Gutiérrez, con José Coronado como uno de los protagonistas. Por su parte, Pablo Carbonell, que conocía a Biri de sus viajes a Sevilla, lo acaba fichando en 2004, para su película “Atún y chocolate”, en la que protagoniza a un marroquí con mucho garbo, que transporta dentro de su cuerpo, bolas de hachís que llegan en patera. El actor trianero Antonio Dechent, lo secuestra y a base de purgantes y amenazas, le acaba arrebatando todas las bellotas al defecar. También hace un cameo como figurante en “Ocho apellidos vascos” en 2014. Como vendedor marroquí, participa en 2001 en el cortometraje “Pensar mal”, dirigido por Álvaro Begines y sale en famosas series de televisión como “Verano azul” o “Juego de Tronos”. Antes de venir a España, siendo muy joven, Biri estuvo viviendo en Alemania, donde hizo alguna película de “guarreridas españolas”, como diría Chiquito de la Calzada, y no es leyenda urbana, eh…

            Vive de la voluntad de la gente, y si le preguntas cuanto gana, la respuesta de Biri siempre es la misma: “Gano menos que el presidente del Estado, y más que el último pobre”. Nunca se le ve mala cara, nunca, como aprendió de su progenitor: “Una sonrisa no cuesta nada y vale mucho. Mi padre me decía, que siempre tenía que ser positivo, para evitar que no te rechacen nunca. Gracias a eso, tengo muchos amigos y conocidos”. Aunque vaya vestido de rociero, lleve siempre muchas medallas colgadas, abalorios de todo tipo y distintivos béticos, es como Carlos Herrera o un servidor, sus primeros colores son los blaugrana. Por esta razón, también quiere que gane el Sevilla FC. Y es que el bueno de «Er Biri», conquista el corazón, de todo aquel que lo conoce. Doy fe de ello.

  Jorge Benítez Govantes


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