Calle Fabié

 

Entrada a la calle Fabié por Pureza. Foto JBG
Entrada a la calle Fabié por Pureza. Foto JBG

Durante dos bonitos años, residí en la trianera calle Fabié, en el mismísimo arrabal. Si entras por la Plaza del Altozano, coges Pureza y la primera a la derecha es Fabié, que acaba cruzándose con Rodrigo de Triana. En 1900 era la calle Carreteros, que cambió de nombre y pasó a llamarse Fabié. Es una calle con mucho arte, se puede ver el azulejo en la casas donde nació Naranjito de Triana, vivió Paquita Rico o la que también nació, el cantaor gitano Curro Fernández, aunque, inexplicablemente, han quitado esa placa.

            En 1980 un grupo de amigos crea en lo que el que hasta entonces era el bar Casa Pedro de la calle Fabié número 5, se convierte en 1980 en la Peña el Bollo. Un grupo de amigos,  donde se encontraban varios artistas del barrio, hizo posible que durante tres décadas, esa taberna fuera parada obligada para artistas y aficionados al flamenco. Rafael Riqueni, el guitarrista de la calle Fabié y uno de los fundadores de la Peña el Bollo, compuso hace ocho años «Gitana trianera».

            Pero lo curioso y, hasta un poquito cabreante, es que casi nadie sabe pronunciar bien, ni el nombre. Habitualmente la llaman Fabie, miarma, Fabié, con acento en la e. Y si preguntas quien era Fabié, casi nadie lo sabe. Me han dicho que era imaginero, cantaor de flamenco, guitarrista muy conocido, hasta torero he escuchado. Vamos a ver, “almacántaro”, sales de Fabié a San Jacinto, por el pasaje de Valladares y, rápidamente, puedes ver una placa de cerámica dedicada a este ilustre señor.     

Placa de cerámica dedicada a Fabié en la calle San Jacinto. Foto JBG
Placa de cerámica dedicada a Fabié en la calle San Jacinto. Foto JBG

            Antonio María Fabié y Escudero, nació en el antiguo número 17 de la calle San Jacinto, el 19 de junio de 1832. Fue político del partido moderado Liberal-Conservador (Ministro de Ultramar de España, 1890/91), escritor, filósofo, historiador y bibliófilo español destacado por su filosofía hegeliana, de la que se aficionó a mediados del siglo XIX, mientras era estudiante de la Universidad de Sevilla. El trianero Fabié estudió la enseñanza primaria en el Colegio Hispalense, que dirigía el ilustre literato Alberto Lista. En octubre de 1846 se fue a Madrid a estudiar la carrera de Farmacia, ya que era hijo del farmacéutico de Ayamonte, Antonio María Fabié y Gálvez, que fue presidente del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla. Terminó la carrera de Farmacia y la de Ciencias Físico Naturales en 1851.

            De vuelta en Sevilla, debido a sus aficiones y a un carácter inquieto, Fabié no se acostumbraba a trabajar en la farmacia de su padre, quizás, la más acreditada por aquel entonces en la ciudad hispalense. Pidió permiso a su progenitor, para poder estudiar la carrera Derecho. Al no permitírselo su padre, tuvo que costearse todos los gastos de los estudios en la carrera de leyes. Se licenció en 1856, teniendo ya una reputación bastante considerable. Contra deseo y la voluntad de su padre, en 1857 volvió a Madrid, donde comenzó a colaborar en varios periódicos, donde escribió sus primeros artículos, que llamaron mucho la atención. Fue entonces cuando Fabié estableció estrecha amistad con  Cánovas del Castillo, que ya duró toda la vida.

            En diciembre de 1860, contrajo matrimonio en Sevilla, con María Teresa Gutiérrez de la Rasilla y Castañeda, con la que tuvo cinco hijos. Pero Fabié regresó inmediatamente a Madrid, donde ya, se estableció de forma definitiva. Fue uno  de fundadores del Ateneo de Madrid, donde sostuvo agrias polémicas, acerca de asuntos filosóficos y literarios. Fabié fue redactor jefe en el periódico El Contemporáneo, llevando a Gustavo Adolfo Becquer, íntimo amigo de la infancia, a escribir sus primeras cuartillas en prosa. A principios de abril de 1863, comenzó a escribir en Diario de Barcelona, el periódico más antiguo de la península.

La calle Fabié con Rodrigo de Triana al fondo. Foto JBG
La calle Fabié con Rodrigo de Triana al fondo. Foto JBG

            Fue elegido diputado en las Cortes hasta en tres ocasiones: Aspe (1863), Alcoy (1865) y Jerez de los Caballeros (1867). En abril de 1868, Fabié firmó el manifiesto dirigido a S.M. la Reina Isabel II, pidiéndole la apertura de las Cortes, pero al venir la revolución ese mismo año, condenó gran parte de su política. A finales de 1872, el trianero Fabié, escribió el borrador del primer manifiesto del entonces Rey Alfonso XII a los españoles.

            En 1876 fue elegido miembro de la Real Academia de la Historia. Al año siguiente, recibió el nombramiento de Consejero de Estado. También fue Presidente de los Congresos Internacionales Americanistas celebrados en Copenhague (1883) y Turín (1886). Fue nombrado senador vitalicio en febrero del 1891. Tres meses después tomó posesión de la silla R de la Real Academia de la Lengua. Ocupó posteriormente la presidencia del Tribunal Contencioso Administrativo.

            Durante 1895, le nombraron presidente del Consejo de Estado, desempeñando este cargo durante dos años. En 1899 fue el presidente del Consejo de Instrucción Pública, cargo del cual dimitió, por incompatibilidad de criterio con el ministro de Fomento, en materia de enseñanza. En septiembre fue nombrado presidente honorario de la Federación Gimnástica Española.

            A Fabié le otorgaron las grandes cruces de Isabel la Católica y de Carlos III, el Gran Cordón de esta Orden, y de la Corona de Italia, además de otras tantas extranjeras. Antonio María Fabié falleció prematuramente en Madrid, el 3 de diciembre de 1899, a la edad de 67 años, consecuencia de un súbito derrame cerebral. Llevaba apenas dos meses como Gobernador del Banco de España.

 Jorge Benítez Govantes


 

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