En la calle Castilla podemos encontrar una de las pocas cuchillerías de Sevilla: la Cuchillería Castilla.
Inaugurada por Enrique González Sarabia en 1952, está hoy regentada por su hijo Enrique.
Entrar en esta tienda te transporta directamente a otra época. La solería, el mostrador verde, el mobiliario y estanterías, la impresionante máquina de afilar siempre en marcha,… todo sigue siendo el original. Bueno, la cortina que separa del despacho no, ésa es de los años 70; la que había antes, que era de lona marrón, se iba ella sola a la basura, se caía a pedazos y hubo que cambiarla. En sus orígenes la tienda era algo más pequeña, pero cuando se quedó vacía la casa de al lado, su padre la compró y le metió un trozo a la tienda.
En este comercio se venden y afilan toda clase de cuchillos y tijeras imaginables, además puedes encontrar complementos para no cortarte e incluso hacer copias de llaves.
Enrique, mientras me despacha un cuchillo de repelar, amablemente me cuenta que lleva detrás de ese mostrador más de 40 años. Me cuenta, -respondiendo a mi pregunta- que no es que se vendan muchos cuchillos «porque son muy buenos y no hay que reponerlos», pero que el negocio le ha dado para vivir, criar dos hijos y darles carreras superiores.
Enrique no sólo te vende un cuchillo, sino que amablemente te asesora y orienta para elegir bien de entre los diferentes modelos; luego, cuando te has decidido, te lo prepara afilándole el borde (te lo deja que puedes cortar un pelo al aire), y te lo resguarda con una funda.
Nunca he visto tanta dedicación para vender un simple cuchillo. No tiene punto de comparación con ir a un gran almacén a por lo mismo. La verdad es que debemos felicitarnos porque este negocio familiar siga dando servicio en Triana.
Este negocio especializado ha sobrevivido a todos los avatares de estos años, a la crisis y sigue atendiendo a sus clientes.
Desde aquí le deseamos buen negocio por muchos años.
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