Diccionario trianero_2

Abaíto.- Torero de principios del pasado siglo que vivió en la calle Pureza, 75.  Antonio Abao Ocaña se retiró de la fiesta sin haber tomado la alternativa dedicándose al negocio de la hostelería inaugurando el Bar Santa Ana y fundando la que sería popular Venta Abao. En 1921 estaba domiciliado en el número 76 de Betis.Abaíto_Torero

Abastos (mercado o plaza de).- Apunta «Galerín», genio del periodismo humorístico, orientando al supuesto forastero, que el mercado de Triana «está situado en… la Macarena. Tiene una escalinata de piedra en la que se habrán roto los huesos más de dos mil personas. Cuando no hay una hoja de lechuga es de escarola. A la entrada se levantan dos «patíbulos» donde se «ejecutan» todas las cañas que quiere el dueño de la taberna que está abajo». Se refería al Pasaje Feliciano.

Mercado de Triana

Tras la jocosa referencia, anotemos que la «plaza de Triana» se edificó sobre parte del solar del famoso Castillo de San Jorge, fortaleza almohade que protegía la ciudad por poniente y de la que se han descubierto restos arqueológicos en sondeos recientes bajo los cimientos de este mercado.

En 1822 el Ayuntamiento publica un edicto con las bases para la subasta de los terrenos a los comerciantes. Tres años después se culminan las obras de cuyo suceso daba noticia la leyenda de una lápida que el historiador Félix González de León nos traduce del latín y que estaba colocada sobre la puerta que daba al Altozano:

«Día 13 de marzo año del Señor 1825, y 18 del reinado del señor Don Fernando Séptimo, Q. D. G. siendo Asistente de Sevilla en Comisión el Exmo. Sr. don José Aznares Navarro del Consejo de S. M. en el Estado, se abrió esta plaza para comodidad en el abasto de los vecinos de Triana».

Pocos años después de su puesta en servicio el mismo historiador sevillano la visita dejándonos esta visión:

«La plaza es cuadrada. Alrededor de los cuatro ángulos tiene cajones o casitas iguales, y en el centro cuatro cuarteladas de arcos cubiertos para la venta de comestibles, y es toda de material, con cuatro puertas una a cada frente; las tres practicables y la otra baja del río para surtir de agua a la plaza».

Mercado de Triana años setenta

En el transcurso del tiempo hubo que practicársele diversas reformas, siendo una de las más importantes la que se llevó acabo durante los años veinte, poco antes de la celebración de la Exposición Iberoamericana de 1929, con el concurso de afamados arquitectos. Se levantó el edificio modernista del acceso por San Jorge, erigiéndose una cuartelada que recomponía los daños producimos por el incendio de febrero de 1925 y se abrieron nuevos accesos por el Altozano.

La antigua Plaza de Triana

La plaza de Triana conservó el regusto del trato amigable y dosis importantes de aquella grandeza pueblerina y gremial de cuando contenía entre su personal equipos de fútbol, peñas humorísticas, una serie de vendedores con clase de artistas, un retén municipal para la concordia y hasta la propia Tenencia de Alcaldía (todavía vibran los ecos de los fandangos que Caracol le dedicaba a su amigo Pastor, el carnicero, cuando tomaba café en el puesto de éste a las claritas del día).

Todo el conjunto a la plaza está próximo a restaurarse. Los puestos se trasladarán al solar del Cine Alfarería mientras duren las obras, cuyo presupuesto alcanzarán los 536 millones. Destaca en el proyecto la concepción como centro comercial, sus 140 puntos de ventas, dos bares y una placita central, cubriéndose toda de calles y pasillos.

[Tenga en cuenta el lector que todo está escrito a finales de los 80.]

En la actualidad el Mercado de Triana está restaurado, se han desenterrado los restos arqueológicos correspondientes al castillo de San Jorge que se pueden visitar.

continuará…

Ángel Vela Nieto

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