Don Alfonso Jaramillo

Azulejo de Plaza de Alfonso Jaramillo.
Azulejo de Plaza de Alfonso Jaramillo.

Han pasado ya tres años, tres meses y cuatro días, desde que falleció a los 98 años de edad, don Alfonso Jaramillo González, historia importantísima en el devenir de Triana y de su amado Real Betis Balompié, del que era el socio número 2. En la tarde del 3 de julio de 2012, tras pasar sus últimas semanas, ingresado en el Hospital Infanta Luisa de Triana, nos dejó la memoria más prodigiosa del beticismo. El entonces presidente bético, Miguel Guillén, tras conocerse su fallecimiento, ensalzó la figura de Alfonso Jaramillo: «Lamentamos la irreparable pérdida de una gran bético, un histórico de la entidad y que siempre se ha destacado por defender a su Betis. Deseamos que descanse en paz y ahora verá a su queridísimo Betis desde el cuarto anillo». Esa triste tarde, el presidente de la entidad de las Trece Barras, estuvo visitando a don Alfonso en su habitación, junto al también ex presidente verdiblanco Hugo Galera, director del hospital, y el doctor José Millán.

En plena Cava de los Gitanos trianera, concretamente, en el Corral Rosario, que estaba situado en la calle Pagés del Corro, número 65, por donde estaba el tristemente desaparecido Cine Emperador, nació don Alfonso Jaramillo, el día 2 de junio de 1914. Era trianero hasta los huesos, hasta la mismísima médula, hermano número veintiocho de la Esperanza de Triana, hermano de La Estrella y casi hermano fundador e la Hermandad de la Redención del Beso de Judas. Jamás descansó ni un ápice, colaborando y luchando siempre que podía, para poder engrandecer más aún, a su barrio alfarero.

Banquillo del Betis en Elche el 7 de marzo de 1965, cuatro días después falleció el técnico Andrés Aranda.
Banquillo del Betis en Elche el 7 de marzo de 1965, cuatro días después falleció el técnico Andrés Aranda.

Era todo un lujo, cada vez que me lo encontraba en la calle, normalmente en Triana, o había quedado con él. Alfonso Jaramillo era una persona muy modesta, muy simple, muy campechano, pero era igualito que Pedro Buenaventura, una verdadera enciclopedia verdiblanca, capaz de recordar, sin ningún esfuerzo, como si fuera ayer, el campeonato de Liga de 1935, en que el Betis salió victorioso por primera y única vez. Pudo presenciar muchos partidos en el entonces Campo del Patronato Obrero, y recordaba con una inmensa alegría, al equipo campeón antes de la Guerra Civil. Siempre me hablaba de la seguridad del portero Urquiaga, de la fiereza del dúo defensivo Areso y Aedo, me nombraba con satisfacción a Peral, Larrinoa, Lecue, Unamuno, Saro, Timimi…

Hasta los 11 años, estudio en el colegio San Jacinto y Reina Victoria, pero siendo un niño todavía, tuvo que dejar los estudios, para comenzar a trabajar como dependiente, en la taberna de Manolo Parreño, la cual estaba muy cerca de la desaparecida pastelería Filella en San Jacinto número 80. Entonces ganaba un jornal mensual de quince pesetas. Con 14 años, don Alfonso Jaramillo, dejó el bar y pasó a trabajar en la Fábrica de Cerámica Viuda de José Mensaque y Vera, donde permaneció unos añitos. Con el tiempo, fue botones en la oficina de la fábrica, que estaba situada en San Jacinto, aprendiendo a escribir a máquina y a llevar un poquito la contabilidad, quedándose con el tiempo en ese puesto, al fallecer un empleado de la oficina. Su amor por el Real Betis comenzó bien avanzada la segunda mitad de los años veinte, cuando iba con su cuñado al Campo del Patronato Obrero, terreno donde jugó el equipo bético hasta 1936.

En febrero de 1937, pasada la Guerra Civil, tuvo que dejar la fábrica, pues es llamado a filas a realizar el Servicio Militar, licenciándose en junio de 1939. Al primer día como licenciado, don Alfonso Jaramillo acudió al maltrecho estadio de Heliópolis, con el interés prioritario, de volverse a hacer socio del Real Betis. Su beticismo iba creciendo y, siempre que podía, colaboraba con Manuel Simó, Secretario Técnico de la entidad verdiblanca. En 1947, en época estival, con un recién descendido Betis a la Tercera División, el trianero Jaramillo se incorpora como vocal en la Junta Directiva del presidente Pascual Aparicio, permaneciendo hasta diciembre de 1951, actuando también como tesorero y contable. Fueron los años mas duros del club heliopolitano, como me contó en su día don Alfonso: «Hubo varios años, en que el número de socios del Betis, no llegaba a quinientos, por lo cual teníamos que aviarnoslas como podíamos».

Jorge Benítez y Alfonso Jaramillo en la  Peña Bética de Triana. Foto JBG
Jorge Benítez y Alfonso Jaramillo en la
Peña Bética de Triana. Foto JBG

Tras dejar la Fábrica de Cerámica, a mediados de los años cincuenta, el humilde Jaramillo adquiere, junto a diferentes socios, una fábrica de losetas que estaba en la trianera calle Aniceto Sáenz. Aquel negocio no les funcionó muy bien, por lo que don Alfonso decidió ir por libre, establecerse por su cuenta. Visitaba a muchos clientes, dentro de lo que es, el mundo de la cerámica. Sin embargo, en un programa de radiofónico de Bobby Deglané, el bueno de Jaramillo, fue beneficiario de un premio de 40.000 pesetas. Con ese dinero, don Alfonso se hizo de un terreno en la Cartuja y montó un tejar de ladrillos de suelo. Su hijo José, le ayudaba en la fábrica. Posteriormente, abandonó temporalmente el negocio de los ladrillos, retomando de nuevo la Fábrica de Mensaque, donde estuvo como representante de azulejos.

Su amor a los colores verdiblancos eran indudables. Siempre luchó como un jabato, en los durísimos tiempos del equipo en la Tercera División, siendo don Alfonso, el principal sostén del club, no escatimando esfuerzo alguno, en preparar en su domicilio, junto a su señora, doña Reyes Aracil Campos, los bocadillos de filetes empanados o de tortilla, para que los jugadores béticos, pudieran alimentarse en aquellos inhóspitos desplazamientos, por esos campos perdidos de la mano de Dios en Tánger, Huelva, Cádiz o Jaén, cuando no había un simple duro en las arcas del béticas, siendo la sombra de la desaparición, la que acechaba constantemente a la entidad de las Trece Barras. Don Alfonso fue directivo del club heliopolitano, en varias etapas de su extensa historia y Concejal del Ayuntamiento de Sevilla (1955/61). En la Navidad de 1960, don Alfonso Jaramillo hizo de Rey Baltasar en la Cabalgata de Triana, que era organizada por la Peña Trianera, de la cual era el presidente. Siendo concejal del Ayuntamiento, hizo de mediador, con el Excmo. Ateneo de Sevilla, para que la Cabalgata de Reyes, pasara por el Arrabal, todo un éxito.

Jugó un papel totalmente clave, para la adquisición en propiedad del actual estadio Benito Villamarín. El 12 de agosto de 1961, se consumó la compra del nuevo estadio, abonando Benito Villamarín el importe fijado de 14.036.550 pesetas, en un cheque conformado por su banco. Jaramillo fue siempre un luchador incansable, por el bien de su Betis, al que con asiduidad, definía como «un hermano mayor». El día 24 de mayo de 1960, aprovechando la inauguración de la Peña Bética de Triana, de la cual era presidente, Benito Villamarín le concedió la Medalla de Oro del Real Betis Balompié. Un premio a su extraordinario trabajo a través del Ayuntamiento de Sevilla, para conseguir la adquisición del nuevo estadio verdiblanco. Lamentablemente, aquella medalla de oro, fue sustraída por unos ladrones que penetraron en su vivienda, así como una cantidad enorme de joyas que pertenecieron en vida a su esposa, y muchas fotografías, algunas de ellas, muy antiguas, relacionadas con el club de La Palmera. Un año más tarde, en 1961, don Alfonso Jaramillo funda la Federación de Peñas Béticas.

Gracias a la labor de Jaramillo, el primitivo Triana Balompié se afilió en 1957 con el Real Betis. El equipo trianero se fundó en 1942, aunque, si no me equivoco, desde 1917, ya que don Alfonso afirmó en su día: “El Triana balompié ya existía desde mi niñez. Permaneció sin competir algunos años, pero federativamente siempre existió”. El 14 de septiembre de 1963, se inauguró el Campo de los P.P. Salesianos de Triana, tras casi un año en obras y que era de albero. Anteriormente jugaban en el Campo de Tablada. Esa misma campaña, bajo la presidencia de Alfonso Jaramillo, consigue el ascenso a Tercera División.

En 1984 perteneció a la Comisión que conmemoraría los 75 años del Campeonato de Liga conquistado brillantemente en 1935 por el Real Betis Balompié, presidido entonces por Gerardo Martínez Retamero; en 1994 tuvo la idea de establecer la Agrupación de Béticos Veteranos, de la que fue primer presidente; en 2002 fue nombrado Trianero de Honor; en 2006 fue vocal de la Comisión Organizadora del 75º Aniversario de la Peña Trianera. El 12 de diciembre de 2008, se reinagura la Plaza de Alfonso Jaramillo, situada en la esquina de la calle Pagés del Corro, con San Vicente de Paúl, coronándose la plaza, con un azulejo donado por la Asociación Amigos del Centenario. Sin lugar a dudas, don Alfonso Jaramillo fue un auténtico señor, trianero de pro y, por supuesto, bético de ley, bético irrepetible.

 Jorge Benítez Govantes


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