Las cigarreras de Triana

Carmen, «la cigarrera de Triana», es un mito que representa a todas las cigarreras de Sevilla. Pero, ¿qué hay de real  y que hay de leyenda en el mito?

El símbolo por excelencia de la Fábrica de Tabacos de Sevilla fueron las cigarreras y efectivamente, muchas de ellas vivían en Triana. Vivían en los corrales de vecinos y para llegar a la Fábrica de Tabacos y no dar la vuelta por el puente de Triana, cruzaban el río en barca desde el llamado «Embarcadero de las Cigarreras».

Orilla de Triana_Cigarreras

A principios del siglo XIX se puso de moda el consumo del «tabaco de humo» en vez del rapé por lo que la divulgación del cigarrillo hace que se necesite mucha mano de obra.

Inicialmente se contrataron hombres, pero luego se emplearon mujeres ya que trabajaban igual y se les pagaba menos. Así de simple.

Su trabajo además era bueno (como nos recuerda un señor mayor vecino del barrio, hijo de una de ellas):  «la que no liaba bien, ya sabía que estaba en la calle».

Los menores costos unido a los buenos resultados del trabajo femenino, hizo que se contratasen, por primera vez en Sevilla, mujeres para la fabricación de cigarros. Esta mano de obra llegó hacia finales de siglo a más de 5.000 operarias.

Este personal femenino (inusual para la época por la poca industria que había en la zona), sus circunstancias y su comportamiento hacen que se cree en torno a ellas un mito tópico cubierto de folclore, cuya máxima expresión se recoge en la ópera Carmen.

De pronto había mujeres, que ganaban su dinerito y del que podían disponer. No tenían que depender de un hombre, ni llegado el caso, conformarse con cualquiera. Esto era nuevo.

Esta situación y el cambio que estaba generando debió molestar a cierto sector social, más si cabe cuando llegado un punto ellas adquirieron conciencia de grupo y llegaron a ser un grupo de presión importante (cuando se pusieron en huelga) obligando al poder político del momento a tener en cuenta sus reclamaciones (a todas luces justas).

De modo que entre unas cosas y otras, creció  en torno a ellas una leyenda o fama de mujeres de dudosa reputación.

«Sabrá, señor, que hay de cuatrocientas a quinientas mujeres empleadas en la fábrica. Son las que lían los cigarros en una gran sala, donde los hombres no entran sin un permiso del Veinticuatro, porque cuando hace calor, se aligeran de ropa, sobre todo las jóvenes.

A la hora en que las obreras vuelven después de comer, muchos jóvenes van a verlas pasar y se las dicen de todos los colores. Pocas de ellas rehúsan una mantilla de glasé, y los aficionados a esa pesca no tienen más que agacherse para coger el pez».

De la ópera Carmen (Bizet)

¿¿¡¡¡….!!!??

¿5000 mujeres cigarreras y todas de dudosa reputación? ¡Vaya!

Continuará…

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