Las Golondrinas

 

Bar Las Golondrinas

Antes de escribir este artículo, me puse en contacto con mi amigo Pepito Arcas, responsable de Las Golondrinas de Triana de la antigua calle del gremio de los Cuchilleros, actual Antillano Campos. Tenía la gran duda de hablar sobre el espléndido bar del arrabal o hacerlo sobre la familia Arcas. Su padre, el archiconocido Paco Arcas Lucena, nacido en el Corral del Conde del centro de Sevilla, fue cartero, sindicalista, presidente del Triana CF y de la Agrupación de Béticos Veteranos y, sobretodo, conocido como el “alcalde de Triana”. Con el paso del tiempo, le cedió todo el control de sus dos Golondrinas, a sus hijos Paco, Carlos y Pepito.

El simpático Pepito Arcas Peñalver, con su guasa habitual, me dijo que hablara de Las Golondrinas, que nunca de la familia Arcas, que eran como una mafia. ¡¡tequiyá!! Vamos, Pepito, me lo vas a decir a mi, que ni chicha ni limoná, miarma, que tu familia es muy querida en Triana y que los Arcas son todos gente “güena” y honrada, sinceramente, doy fe de ello.

Bueno, vayamos al lío. Si hay un sitio de visita obligada en el barrio de trianero para tapear, es sin lugar a dudas, Las Golondrinas, sobretodo el de Antillano Campos, número 26. Este local fue fundado en 1962 por Eduardo Rodríguez, es decir, tiene ya más de cincuenta años. A finales de los setenta pasó a ser propiedad de Paco Arcas. En los años ochenta era el delegado de Distrito, ya que formaba parte del PSOE que dirigía Manuel del Valle, entonces alcalde de Sevilla, y ya siempre será conocido con el título único e intransferible de “alcalde de Triana”. En el año 2005, el barrio alfarero, le devolvió a Paco Arcas, en forma de agradecimiento a su labor, una placa de cerámica en la mismísima plaza del Altozano, esquina con San Jorge.

Placa de cerámica dedicada a Paco Arcas en la plaza del Altozano.
Placa de cerámica dedicada a Paco Arcas en la plaza del Altozano.

Las Golondrinas de Antillano Campos, mantiene la misma esencia sevillana que en el lejano 1962, donde sus exquisitas tapas y raciones, siguen la misma tradición desde que abrió, manteniendo las recetas y proveedores de siempre. Es un lugar lleno de encanto, que sigue llamando la atención, su estética trianera, ya que sus paredes están decoradas con azulejos, sillas de enea, mesas redondas y algún que otro cuadro. Tiene dos plantas el local, donde se puede tapear en la planta baja, de pie o, si tiene suerte, sentado en la única mesita que hay. En la planta superior, siempre sentado, con capacidad para unos veinte comensales, es para consumir raciones. Hace unos años, Las Golondrinas abrió un coqueto comedor justamente enfrente, donde los camareros sólo tienen que cruzar la pequeña calle.

A tan sólo minuto y medio, en la calle Pagés del Corro, número 74, está el nuevo local de Las Golondrinas. Tiene un estilo muchísimo más moderno, es bastante más espacioso, también dispone de dos plantas, como en el original, a pie de calle, y para tapear en la barra de pie o en alguna mesita y una primera planta, para poder comer sentado en mesas.

Es imprescindible, si vas a Las Golondrinas, pedir una jugosa punta de solomillo, tapa estrella y más solicitada. Pero también debes de probar los caballitos de jamón, los pinchitos, chuletitas de cordero, melva con cebolla y pimientos, champiñones regados con alioli, chipirones, pez espada y salmón a la plancha. También se puede degustar la gran variedad de aliños que tiene, como la zanahoria, rábanos, alcachofas, olivas gordales o remolacha, o pasar directamente al jamón, caña de lomo, morcón o queso. Todo cocinado de forma muy sencilla, con productos de primerísima calidad. Si hay que ponerle alguna pega a Las Golondrinas, es que después de haber tapeado a gusto, a mediodía o de noche,  sigo esperando mi taza de café, pero nada, la máquina que tienen, es de coleccionismo, como la caja registradora.

La tapas estrella de Las Golondrinas son la punta de solomillo y el caballito de jamón. Foto JBG
La tapas estrella de Las Golondrinas son la punta de solomillo y el caballito de jamón. Foto JBG

 

En el local de Pagés del Corro, varían un poquitín en las tapas, aunque las clásicas, por supuesto, se mantienen. Allí se puede probar el riquísimo pisto de bacalao, calabacín relleno, atún a la plancha, presa ibérica, bacalao confitado sobre pisto de tomate, cebolla y pimientos o almejas a la marinera.

Efectivamente, Las Golondrinas de Triana es un lugar ideal de encuentro de amigos de cualquier parte de Sevilla, de vecinos trianeros y, sobretodo, de turismo, donde pasan tardes y noches en muy buen y agradable ambiente. A todo esto, le unimos el servicio, que es siempre amable y muy cercano a los clientes.

En un futuro, esperemos que no sea muy lejano, se abrirá, si Dios quiere, el edificio donde estaba la Fábrica de Cerámica Montalván, que se fundó alrededor de 1850. La entrada principal al edificio, es en la calle Alfarería, aunque también tiene acceso por Antillano Campos. La familia Arcas es ahora propietaria de este legado trianero.

  Jorge Benítez Govantes


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