Y nos adentramos en la calle Callao

Callao, Peña trianera

Ahora sí, dejad atrás esta esquina, templo de la cerámica trianera, y continuad caminando hacia la calle de Callao, realmente una curva que se une con la calle Castilla, donde se encuentran, por si hemos pasado ya por pocos bares, la abacería Casa Zapato, el bar La Entrañable, y La Comidilla.

Pero donde es obligado detenerse en el bar Casa Cuesta. El primero de sus salones, hoy comedor del bar, fue el local donde estuviera ubicada desde el año 1932 la Peña Trianera, trasladada recientemente al número 43 de la cercana calle Castilla.

Pero su historia siempre ha estado relacionada con este emblemático local, lugar donde Miguel Primo de Rivera inaugurara la sede del partido político Unión Patriótica en 1925. Tras su desaparición en 1930, el local acogió al Casino Triana, que se transformó al llegar la república en casino republicano, también de corta vida. Y serían unos vecinos, clientes de la contigua Casa Cuesta, entre los que se encontraba el propietario del bar, que era el mismo que el del local, los que decidieran crear una peña dos años después, recogiendo entre sus reglamentos su principal norma: queda totalmente prohibido el hacer ostentación de ideario político dentro del local social.

Y así, libre de dificultades ideológicas, la Peña Trianera ha aglutinado a cientos de socios décadas tras décadas, pasando por ella generaciones de trianeros que han compartido en diferentes momentos dificultades económicas pero también muchas alegrías, además de conferencias, bailes, tertulias, comidas, rivalidades futboleras, partidas de ajedrez y sobre todo amistad. Incluso se podría considerar la Peña Trianera como la peña taurina de Triana por las reuniones de toreros y aficionados que en ella se han celebrado.

En la década de los años setenta la Peña Trianera destacó por la defensa del puente, ejerciendo muchos socios sus influencias en el ayuntamiento para que se restaurara y no se derribara, como felizmente sucedió. En su interior atesoraba unos zócalos cerámicos con escenas del Quijote de la fábrica de Mensaque Rodríguez y Cía de los años veinte.

El lunes, después de nuestro paseo, me fui con Joaquín a sentarme en la Peña Trianera. Los dos somos socios y andamos empeñados en esa tarea de volverle a dar una inyección de vitalidad que rejuvenezca sus largos años de existencia. Allí sentados, contemplando Triana a través de su gran escaparate, continuamos la tertulia (…)

 

De esta forma comienza uno de los capítulos del libro Joaquín escrito también por José Luis Manzanares Japón y publicado en el año 1997. Está dedicado a un imaginario amigo trianero de ese nombre con el que se citaba en la peña para charlar sobre la vida y la actualidad de la ciudad, dejándose impregnar de su socarronería, templanza y filosofía, forma de ser que destila trianerismo por los cuatro costados. Según nos cuentan este personaje bien pudiera estar inspirado en Pepe Romero, presidente de honor de la peña y alma mater de los últimos tiempos, consiguiendo salvarla en momentos de dificultad.

Sin embargo en el verano de 2015 su Junta General acordó el traslado de sus dependencias a un nuevo local en la calle Castilla, inaugurado el día 26 de noviembre de 2015.

Pared con pared con la antigua Peña Trianera se encontraba Casa Cuesta, establecimiento que tras su traslado se ha hecho cargo de tan emblemático local, incluyéndolo en sus dependencias.

Es obligatorio entrar, sea la hora que sea.

 

 

Fue inaugurado en 1880 como despacho de vinos del Aljarafe. Su barra decimonónica de madera y mármol, su reloj, su decoración donde destacan los paneles de azulejería de Ponche Caballero y de la antigua línea de vapores, y los viejos carteles de la Feria de Abril, podrían hacernos revivir el ambiente que debió tener durante los años en los que los vapores llevaban a los sevillanos a Sanlúcar de Barrameda. Entre sus tapas destacan el bonito ajoarriero, el bacalao con tomate, el atún en salsa de perdiz y la cazuela Tío Diego. Durante un tiempo (los años cincuenta y sesenta) mudó su denominación por la de Cervecería Ruiz, volviendo posteriormente a ostentar el mítico Casa Cuesta.

Sabed que en uno de sus rincones se solían reunir durante la década de los años ochenta los miembros de la “redacción” de la revista Triana, con Manuel Macías a la cabeza, publicación fundada por Manuel Gandía en 1947 y que después de muchos años sin ver la luz fue retomada en julio de 1980 por un grupo de trianeros comprometidos. A día de hoy sigue dando a conocer la actualidad, los personajes y la historia del barrio editada por la Asociación Cultural Revista Triana, con el patrocinio del Ayuntamiento.

Casa Cuesta siempre estuvo muy vinculada a la vecina Peña Trianera, y por eso Antonio Burgos quiso imaginar en uno de sus recuadros del ABC, influido por la noticia del traslado de la Peña a su nueva ubicación, una pasada época de esplendor de este antiguo local:

Yo ahora me voy a la esquina de Cuesta, entro en la Cervecería Ruiz, le pido una tapita de menudo a Segura y oigo a través de la puerta que comunica con la Peña el ruido de las fichas de dominó. Suenan con tanto arte que sé que es Curro Romero, que está jugando de pareja con Juan García.

Cuando salgáis fijaros en el peculiar estatua que se encuentra en medio de la pequeña plazuela. Se trata del Monumento a la alfarería y a la soleá, una forma de homenajear a las dos tradiciones artísticas que identifican a Triana.

 

 

Uno de los niños de la fachada de Cerámica Santa Ana parece haber salido de la pared y haberse venido a esta esquina, haciéndose de bronce junto al horno alfarero. El grupo escultórico fue realizado por Augusto Morilla en el año 2008 y fue instalado por el ayuntamiento sobre un pedestal donde unos azulejos nos muestran numerosas letras de soleares.

Continuará.

José Javier Ruiz,  del libro “Callejeos por Triana”

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