
Rotulada en 1955
Álvar Núñez Cabeza de Vaca nació en Jerez de la Frontera, en 1507 y murió en Sevilla, 27 de mayo de 1559. Fue un conquistador español que exploró la costa sur de Norteamérica desde la actual Florida pasando por Alabama, Misisipi y Luisiana y se adentró en Texas, Nuevo México, Arizona y en el norte de México hasta llegar al golfo de California, territorios que pasaron a anexionarse al Imperio español dentro del Virreinato de Nueva España. Antes de iniciar su segundo viaje a América, esta vez para el Sur, el rey Carlos I de España le otorgó el título de segundo adelantado y lo nombró capitán general y gobernador del Río de la Plata, Paranáguazu y sus anexos y fue el primer europeo en llegar a las cataratas del Iguazú y que exploró el curso del río Paraguay.

Su primer viaje a América fue el 17 de junio de 1527, Álvar Núñez Cabeza de Vaca partió de Sanlúcar de Barrameda, rumbo a América, como tesorero y alguacil mayor en la expedición que capitaneaba el gobernador Pánfilo de Narváez, que tenía por objetivo la conquista de Florida y la búsqueda de la Fuente de la eterna juventud, entre el río de las Palmas y el cabo de la Florida. La expedición estaba compuesta por 600 hombres y cinco barcos. En Santo Domingo, 140 marinos abandonaron la expedición y en Cuba solamente sobrevivieron 4 hombres en una fuerte tormenta, pero llegaron finalmente a la costa de Florida el martes, 12 de abril de 1528. En la bahía de Tampa, vieron casas indígenas.

La calle Alvar Núñez forma parte de uno de los caminos antiguos a San Juan de Aznalfarache, más conocido como “Camino Bajo de San Juan” (1910) y entrando directamente hacia el puente de barcas destacando su importancia como vía de comunicación.
Atendiendo a la tipología de las edificaciones, pueden diferenciarse hasta tres sectores. En la acera de la izquierda destaca las edificaciones del Tardón con cuatro plantas y función sobre todo residencial. En la acera de la derecha y sus laterales, casas unifamiliares de dos, tres y cinco plantas. Su rasgo fundamental es la función comercial y lúdica, ya que, en las amplias aceras concurren varias terrazas y veladores.

Esta calle va desde la calle Rubén Darío hasta la plaza de San Martín de Porres; está arbolada con olmos y fresnos y forma parte del desarrollo urbano de la zona.
Está entre las viviendas de el Tardón y las calles arcángeles.