CAGANCHO

 

 

Forjó la cadencia pura

tu metal de fragua vieja;

yunque cantor que nos deja

esta dote de hermosura.

Brotó la fatal jondura

que a nuestro tiempo se aferra,

la siguiriya que encierra

el huerto fiel de la cava,

donde plantaste la octava

maravilla de la tierra.

Vino el ángel a buscarte

y te señaló el camino,

reniego yo de mi sino

si no es para venerarte.

Yacen -plenitud del arte-,

cuando los  tercios levantas

los gitanos a tus plantas,

porque de siempre te adoran;

¡si hasta  los niños que lloran

se callan cuando les cantas!

Sueño de la rebeldía,

vendaval de tu fogata

las finas alas de plata

que avientan tu fantasía.

¡Qué céfiro soplaría

en tu lumbre esa mañana!

No fue la enseñanza humana,

ni la voz de la experiencia,

ni te lo prestó la ciencia…

eso… te lo dio Triana.

 

José Luis Tirado Fernández

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion