Cruzad la Plaza de Chapina hacia el antiguo Sitio de Portugalete

Chapina, Castilla,
La antigua Alcantarilla de los Ciegos

Cruzad la Plaza de Chapina por el paso de peatones que tenéis a vuestra izquierda imaginando que lo hacéis por la antigua Alcantarilla de los Ciegos, llamada así por ser por donde transitaban los indigentes, ciegos y tullidos de Triana camino del Monasterio de la Cartuja en busca de las limosnas de los monjes, nombre que llegó hasta bien avanzado el siglo XIX, y pensad que es el foso musulmán lo que dejáis debajo.

Y llegaréis al lugar donde comenzaba el ya mencionado antiguo Sitio de Portugalete, según indica en su libro Manuel Macías Míguez y después describiera con más detalles Juan José Antequera en otra publicación de 2009 llamada Portugalete, un barrio en la Sevilla del Conde Duque de Olivares.

Se trataba de una barreduela formada en el siglo XVI como ya se dijo por emigrantes portugueses y esclavos negros del Algarve que ocupaba el terreno que iba desde Chapina hasta Pagés del Corro. Con el tiempo y ya en la centuria siguiente fueron los gitanos los que ocuparon estos terreno, formándose un barrio harto conflictivo, que pese a pertenecer al termino municipal de Camas, daba mucho trabajo a los alguaciles de Triana.

A finales del siglo XVII se comenzaron a levantar viviendas en el camino que continuaba hasta Castilleja, caserío que llegó hasta la ermita del Rosario, reduciéndose el barrio de Portugalete a un callejón en paralelo que llevaba a los tejares y a la vega. Su desaparición definitiva ocurriría en el siglo XIX.

En la Chapina de ahora llegaréis a una placita en alto, arbolada, donde se encuentra el Centro de Día para Personas Mayores «Triana”, jardines que albergan el busto de bronce de Alberto Lista, un trianero de la calle Castilla de la época de la Ilustración que fue sacerdote, matemático, poeta y periodista, llegando a presidir la Academia Sevillana de Buenas Letras. Está enterrado en el Panteón de Sevillanos Ilustres.

La placita se le dedicó no hace mucho a la bailaora Matilde Coral, nacida

El 22 de junio de 1935

bajo la misma luz de su Chapina

que alumbra su corazón de artista.

Decir Matilde es nombrar el baile,

llave maestra y gloria de Triana,

como recuerda una nueva placa de cerámica de la colección de Ángel Vela colocada durante el año 2014 junto al portal número 8 de la plaza de Chapina.

Su padre, un trianero aficionado al flamenco, enseguida se dio cuenta de su valía y la animó a que tomara clases de canto y danza con Adelita Domingo. Desde entonces ha seguido una carrera imparable que la ha convertido en la matriarca de las bailaoras sevillanas, recibiendo en el año 2007 la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y antes la Medalla de Andalucía y la única Llave de Oro concebida al baile. En la Velá del año 2014 fue nombrada Trianera Predilecta, acto donde la emoción apenas le permitió articular unas pocas palabras que acabaron con un entrecortado ¡viva Triana!

Justo enfrente de la plaza de Matilde Coral veréis las terrazas de la Taberna la Sonanta y del Café-bar Azabache, un oasis en medio del tráfico que ahora tiene Chapina. Sentaos en unas de sus mesas, tomad algo bajo el gran laurel que crece delante del bar y disfrutad del histórico entorno donde os encontráis, lugar donde estuviera situada la primera estatua que tuvo el barrio. Estaba dedicada a Rodrigo de Triana, vigía de la carabela La Pinta y primer marinero en avistar tierra americana. La escultura fue realizada para la Plaza de los Descubridores de la Exposición Iberoamericana y fue traía a Chapina en 1940 a iniciativa del farmacéutico Aurelio Murillo, retirándose en 1962 por no ser del gusto de los vecinos. En la actualidad existe otra estatua de Rodrigo de Triana, obra del escultor José Lemus, al final de la calle Pagés del Corro, colocada en 1973.

Sabed que el edificio que alberga La Sonanta fue levantado con el impulso de la misma Exposición, proyectado por Antonio Arévalo en el más puro estilo regionalista en el lugar donde estuviera la Taberna de la Pila, llamada así por estar junto a una fuente que allí se instaló al llegar el agua de los ingleses al arrabal. En sus bajos estuvo durante mucho tiempo la taberna-ultramarinos Centro de Castilla, fundado por Artemio Martín, un cántabro afincado en Triana, gran aficionado al flamenco y muy popular en el barrio. Según recuerdan los mayores fiaba los bocadillos a los trabajadores de la fábrica de La Cartuja y aprovisionaba a los tejareros de toda la zona. Murió en 1952 y en su recuerdo cerraron todas las tabernas de Triana el día del entierro.

Continuará.

José Javier Ruiz,  del libro “Callejeos por Triana”

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