Diccionario trianero_49 (Ballesta – Bancos)

Diccionario trianero, publicado en parte durante los años finales de los ochenta en la revista “Triana”

Ballesta, Miguel.- Pintor nacido en la Puerta Osario el 20 de enero de 1929. De niño ya vivía con su familia en la Cava de los gitanos, en una casa aún existente junto a la iglesia de los Paules que se conocía por «la de los Municipales». Asumirá las primeras lecciones de la vida y el arte  en aquel entorno y allí decidirá su futuro matriculándose en la Escuela de Artes y Oficios.

Los vientos que lo acercaron a Triana se lo volvieron a llevar, aunque ya marcado por su talante. Prosperó como artista y se hizo firma cotizada para el lienzo, los carteles, diseños de portadas de revistas, carpetas de discos, etcétera. Realizó exposiciones y obtuvo numerosos premios, dispersándose su obra por el mundo. Es Ballesta un gran aficionado al flamenco, y este sentimiento lo mantiene ligado a Triana por dónde pasea y en donde respiran familiares y amigos. Fue autor del cartel de la Velá de Santa Ana del año 1989.

El poeta, Francisco Garfias, le dedicó esta seguidilla:

«Ay, el mar de Ballesta,

que bien parece

con tanto azul velado

de oros y verdes.

De espumas blancas

Sevilla marinera

dentro del agua».

Ballesteros, Casa.- Taberna de la calle Castilla que fue, hasta la muerte de Joaquín Ballesteros, reducto de tradición flamenca arraigado en el hemisferio gaché de Triana, cenáculo para aficionados y profesionales donde el cante era invitado de honor cotidiano. La gran afición y gusto interpretativo del citado Joaquín, dueño del establecimiento (antiguo, 92), a quien le acompañaba con buen estilo su hermano Antonio, dio popularidad a la taberna en toda Sevilla, primordialmente en los años cuarenta y cincuenta. Antonio, oficinista de profesión, tenía un carácter serio y sus cantes, siempre esperados por la sobriedad y parquedad con que se manifestaba, derivaban por los sones más dificultosos, mientras que Joaquín era un muestrario sonoro de los palos alfareros.

Pervive Joaquín Ballesteros en la memoria de los cantes de Triana en esta breve elegía soleaera que canta El Arenero:

«Ya se murió Joaquinito,

Joaquinito Ballesteros,

que cantó por soleá

mejó que to er mundo entero».

Ballet Triana.- Cinco hermosas bailaoras y bailarinas dieron aliento a este conjunto que preferentemente actuaba en el marco festero de Madrid allá por los años sesenta. Creemos que de Triana sólo tenía el nombre.

Bancos.- Si hasta los años sesenta se orientaba a la gente nombrando tabernas y bares, hoy tenemos que citar una retahíla de títulos bancario que ocuparon casi todas las esquinas comunitarias provocando la alteración del paisaje urbano con sus frías fachadas. Los Bancos hicieron desaparecer (poderoso caballero…) los colmados, los rótulos de cerámica los balcones y macetas desde que en 1925 se instalara en la plaza del Altozano la primera oficina, anulando la «benéfica» función de los prestamistas de la calle Pureza, aquellos que daban «dinero a ganancia». Sirva como reflexión argumental a nuestra inquina bancaria esta relación de mutaciones urbanas y comerciales:

El Bar Ideal se convirtió en el Banco Hispano.

La Unión Palentina, tienda de ultramarinos, en la Caja de Ahorros.

La taberna El Sol Saliente en el BANESTO.

La confitería de Isidoro en el Santander.

El Bar Altozano en un anexo del mismo Banco.

El Bar Triana en el Central.

El Bar Catunanbú en el Exterior

El Bar Juli en el Popular Español

El Bar Benacantil, en otra sucursal del Hispano.

La Ferretería Lázaro en el… ¡a toda vela!…

Y lo que espera turno, porque los «don dinero» continúan amenazando. ¿Qué, que no sabe dónde domiciliar el recibo de la luz…?

Continuará.

Ángel Vela Nieto

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