
El Reina Victoria siempre ha sido un colegio volcado al barrio, no sólo por la mencionada biblioteca o el actual teatro -que hasta no hace muchos años ha servido como escenario de presentaciones de libros, representaciones teatrales y otros actos sociales y culturales con protagonismo trianero- sino por la gran cantidad de cursos y clases-talleres orientadas a la formación profesional de los jóvenes trianeros. Talleres de repujado, corte y confección, encajes y cerrajería artística entre otros muchos, pero destacando los de cerámica de los que quedan como muestra diversos murales aún conservados en las paredes del propio colegio así como en otras escuelas públicas de Sevilla.

Los trabajos salidos de los talleres eran expuestos, para disfrute del barrio, en unas vitrinas de madera y vidrio, que aún se conservan en su estado original, sobre los largos corredores existentes en las plantas. En 1989 Triana reconoció la importancia de este colegio otorgándole el galardón de Trianero de Honor.

Un elemento fundamental del edificio es el patio central con dimensiones de espacio público, tal vez el mayor de Triana, y concebido como un lugar de encuentro para disfrute de los vecinos. La idea del proyecto de compartir unos espacios comunes, importantes y funcionales, no restó ni un ápice de protagonismo al resto de las estancias propias de la escuela. Las aulas, de dimensiones aproximadas de 10,8 m de largo x 6 m de fondo y 5 metros de altura y concebidas para 40 alumnos, estaban por encima de la media reglamentaria en cuanto a superficie y volumen. El diseño de un sistema de iluminación natural a través de los grandes huecos de la fachada principal y de los corredores comunicados con el patio, permitían un máximo aprovechamiento de la luz que no dejaban zonas de sombras en las aulas.

El diseño consideraba también un sistema de ventilación por corrientes de aire impulsadas por su diferencia de temperatura; de tal manera que cada ventana comunicada con el exterior dispone de unas rejillas – con posibilidad de graduación por el interior- ubicadas en los antepechos de las ventanas y en la parte superior de los cerramientos de las aulas se disponen otras rejillas que permiten el movimiento de aire descrito.


Aunque originalmente el proyecto no estaba concebido con excesivos elementos decorativos, y los materiales usados fueron modestos, con el paso del tiempo se han ido introduciendo multitud de mejoras que han dado una gran vistosidad al conjunto tales como: los distintos paños cerámicos, las frescos del forjado del actual teatro así como la aportación de interesantes piezas de mobiliario y diversos retablos cerámicos de contenido religioso de los que sólo se conserva uno del Cachorro.


De especial mención son los pavimentos de losetas hidráulicas que se conservan en muchas estancias y que fueron elementos del proyecto original.

La fachada ha sufrido algunas transformaciones tales como la eliminación de las ventanas que daban servicio al sótano o la modificación de las escaleras originales. En la actualidad destaca un zócalo inferior de revoco a la tirolesa en acabado gris, que no deja de ser un elemento característico del caserío trianero, por más que se empeñen los arquitectos actuales en sustituirlo por el zócalo blanco de chapa metálica.
Continuará….
José Luis Jiménez
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