EL FLAMENCO EN LA FERIA DE SEVILLA. UN APUNTE.

Prácticamente desaparecido del real, únicamente en alguna que otra caseta de cabales en las que acude el duende de madrugada y en la mayoría de los casos, de pago, se sigue dando un poco de cante y baile flamencos. También sufrimos en los años setenta un ataque de música de charanga en las casetas, hasta que el Ayuntamiento tomó cartas y  Fiestas Mayores reguló el tipo de motivos lógicos que deben sonar en las casetas; me pregunto por qué tuvo que intervenir el Ayuntamiento. ¿Es que los sevillanos no sabemos de qué va el asunto?

No me refiero aquí a los fandanguitos que cantan un grupo de amigos al final de la velada, ni a los que se pegan los componentes de algún grupo de sevillanas entre col y col. Las sevillanas, a pesar de ser consideradas como palo del flamenco, están más incrustadas en lo que podríamos considerar música popular y yo aquí me estoy refiriendo a otra cosa. Yo soy aficionado a las sevillanas.

cartel años 40

LA FERIA DEL CUARTITO

Si bien no es necesario recordar para los más instruidos en esto del arte lo que significó el cuartito y su época, y los coletazos que aún da en lugares y tiempos muy puntuales, señalar únicamente que fue la manera de diversión desde primeros del XX y hasta bien entrados los sesenta, que cultivaba una serie de gente acomodada, que, dada la ausencia de discotecas, tocadiscos o equipos musicales, y como los horarios de la época hacían echar el cierre de los locales de espectáculo a horas muy tempranas, pagaban a los artistas de aquellas fechas para que los deleitaran. Solía hacerse en las ventas y establecimientos de bebidas, ya a puerta cerrada y terminaban por la mañana, a la hora de abrir de nuevo el negocio.

Bodegon Feria 2
Mi padre montaba bodegones populares. el cartel dice: Cerveza, 2 pesetas, bocadillos, 4 pesetas. Helados Camay

 

EN MI HAMBRE MANDO YO

Es la frase que se atribuye a un campesino andaluz al que un señorito pedía el voto para su partido, y que otros dicen que es de Manuel Torre, y otros de Antonio Núñez “Chocolate”.  Parece que era una expresión muy frecuente en ese tipo de reuniones. Cuando alguien quería una noche de juerga, buscaba flamencos y según lo que ofrecía, se le contestaba. Hay que tener en cuenta que a muchos les hacía falta para poder alimentar a su familia, y que no todo el que organizaba un cuartito podía costearse una primera figura. Una anécdota del alma flamenca, la protagonizó en una ocasión un cantaor llamado “Álvarez”, cuando quemó con un mechero los dos mil duros en billetes que le habían pagado tras su actuación, pronunciando a continuación la famosa frase. También el cuartito solucionó muchos problemas económicos de los flamencos. A Tomás Pavón le invitaban a menudo, pero era muy reacio a acudir; su mujer rezaba en silencio para que dijera que sí,  porque atravesaban una situación muy mala, pero éste rechazaba la oferta tras preguntar que quién lo organizaba y quiénes eran los demás artistas, aceptando raras veces.

Gitanitas
Gitanitas de mi familia. Pelay Correa 51.

 

EL DEBUT DE PASTORA

La feria de Sevilla fue durante algún tiempo, el sumun del cuartito, ya que era donde, lógicamente, más juergas se celebraban. En la feria debutó Pastora con nueve años, para sustituir a su hermano Arturo que estaba indispuesto. Solían ser convenidas y contratadas antes de la fecha, y estaban presentes todas las figuras de las época. Igual que en las ventas, comenzaban al filo de la madrugada y se remataban en las casetas de las buñoleras, que en la feria del Prado se ubicaban en la calle José Maria Osborne, justo por donde hoy salen los autobuses de la estación.

José Luis Tirado Fernández

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