Especial Semana Santa: A mi Señora la Esperanza

Esperanza en su paso
Foto: Jesús Daza

ODA A LA ESPERANZA 

 

 

Y tuvo que ser Triana

en aquella madrugada

la que hiciera maravillas

con la flor de sus naranjos;

Ese Azahar sin mancilla,

ese aroma que hecho bálsamo

pudo curar las heridas

que dejara el desengaño.

 

Y así, entre Sevilla y Triana,

va salpicando su Cielo

la más hermosa Sultana

que contemplara mi anhelo,

cuando Ella, en bello vuelo

cual paloma peregrina,

se bebe por las esquinas

la Sangre del desconsuelo.

 

Hoy he visto una Paloma

del color de la alborada;

Como el color de la almendra

cuando está recién tostada;

La he visto allá, por Pureza,

y al Altozano asomada

donde se asoma la Luna

para mirarse en el agua.

 

Transparencia de la noche;

Dulce Paloma del Alba,

y de la tarde Amapola,

y Clavel de la mañana

hecho cuchillo sediento,

ansioso de madrugada

para esconderse en su Pecho

y llegarle así hasta el Alma.

 

De sangre brotan luceros

por su Primavera amarga;

Van consumiendo su Pena

con fulgores de Esmeralda,

y cuando dobla la esquina

dejando muda la Plaza,

se oyen esos silencios

que a grandes voces la llaman…

 

Y la llaman Primavera.

Y la llaman Flor Gitana.

Y la llaman Luz Morena.

Y la llaman Filigrana.

Y la llaman Guapa, Guapa.

Y la llaman Soberana.

Y la llaman Marinera.

Y la llaman Capitana.

Y la llaman Trianera.

Y la llaman Sevillana.

Y la llaman Esperanza,

¡Esperanza de Triana!

 

Santiago Martín Moreno

Foto: Jesús Daza

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