
En Sevilla y particularmente en nuestro barrio, eran muy tradicionales las Cruces de Mayo.
Tras la Semana Santa y la Feria, en cualquier corral de vecino o patio, al llegar mayo, se adornaba una Cruz con exornos florales, bonitos paños, cerámicas y otros adornos. En esta tarea participaban todos los vecinos con lo que ello implicaba de festejo y convivencia. Actualmente se sigue haciendo, aunque ahora son las hermandades o asociaciones las que apuestan por mantener esta bonita tradición que refleja el sustrato cristiano de nuestra cultura. Pero, ¿de dónde arranca esa tradición?
Conmemoración a “La Cruz de Mayo “.
El 3 de mayo se celebra la fiesta de la invención o hallazgo de la Santa Cruz. Esta fiesta es diferente de la celebración litúrgica de la Exaltación de la Santa Cruz que se festeja el 14 de septiembre en toda la Iglesia.
Esta tradición popular tiene sus orígenes desde muy antiguo en Jerusalén. En muchos lugares adornan las cruces con coloridas flores, se realizan procesiones, bailes o se venera el madero en los cerros o lugares visibles para toda la población.
Se dice, que por el siglo IV el pagano Constantino tenía que enfrentar una terrible batalla contra el perseguidor Majencio. La noche anterior al suceso tuvo un sueño en la que vio una cruz luminosa en los aires y escuchó una voz que le dijo: «Con este signo vencerás».
Al empezar la batalla mandó colocar la cruz en varias banderas de los batallones y exclamó: «Confío en Cristo en quien cree mi madre Elena». La victoria fue total, Constantino llegó a ser emperador y dio libertad a los cristianos.
Santa Elena, madre del emperador, pidió permiso a su hijo y fue a Jerusalén a buscar la Santa Cruz en la que Cristo murió. Después de muchas excavaciones encontró tres cruces y no sabían cómo distinguir cuál era del Señor.
Es así que llevaron a una mujer agonizante, quien al tocar la primera cruz se agravó más con su enfermedad. En la segunda cruz, la enferma se mantuvo igual, pero al tocar el tercer madero, recuperó la salud.
Santa Elena con el Obispo y los fieles llevaron esta cruz en procesión por las calles de Jerusalén. En el camino había una mujer viuda que llevaba a enterrar a su hijo, por lo que acercaron la Cruz al fallecido y éste resucitó.
Fotos a color 1 y 2: Jesús Daza
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