

Los cines de verano constituyeron un fenómeno social inigualable en una época que hemos catalogado con justicia como la edad de oro del género en Triana.
En 1950 España estaba situada en cuarto lugar del mundo en cantidad de cines estables; ese año seguro que Triana tendría el mayor número de máquinas de proyección pública por metro cuadrado de todo el orbe.


En la década de los 50 se llegaron a celebrar grandes festivales en los que actuarían Manuel Vallejo y Antonio Mairena. En esa misma década las funciones estarían amenizadas por la popular orquesta Tropical. A comienzos de la década de los sesenta actuarían Enrique Montoya y Antoñita Moreno entre otros.
A partir de los años sesenta se consagraría como el genuino cine de verano con sus sillas de enea, su cantina-terraza, sus raciones de tomatitos fresquitos con sal, cerveza o tinto al gusto, etc. A la entrada disfrutaban algunos de los puestos de higos chumbos, dispuestos para celebrar una buena velada de cine, y a contar las lagartijas del telón antes de comenzar.
Pero no todas llegaron con pretensiones de hacerse queridas; algunas aprovecharon el propicio y temporal sosiego de un solar baldío. Uno de estos casos fue la terraza innominada que se alzara frente al colegio Reina Victoria, en Pagés del Corro. Sólo duró una temporada, la de 1953, estrenándose con la película «Dos caraduras con suerte». Su actividad no se hizo compatible con el de las cocheras del garage en el que se convirtió. Y es que los automóviles empezaban a imponer su autoridad.
Fuentes:
- «Triana, un barrio de cine» Ángel Vela Nieto
- Desde mi barrio
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