Martín Flores SL: La tienda de «chuches» y disfraces.

En Triana, en la calle Pureza, hay un negocio que lleva ahí «de toda la vida»: Martín Flores SL. La tienda de «chuches» como la conocen los del barrio.

Martín Flores es un almacén de «chuches», baratijas y regalitos, pero además es una tienda especializada en disfraces y todo lo relacionado con las fiestas, cumples y demás celebraciones.

Este negocio  familiar lleva en pie desde el año 1948 cuando lo fundó don José Flores Ponce junto con doña Carmen Martín, una tía de su mujer.

La historia de este emprendedor es muy ilustrativa.

José, que era orfebre, quería casarse pero no tenía suficiente dinero. Carmen, una señora viuda, tía de la que era su novia por aquel entonces, le propuso montar un negocio con el que sacar dinerito para poder casarse. Tenía 18 años y aunque trabajaba en un taller, entre los dos empezaron el negocio vendiendo especias, paños de cocina y aljofifas («aquellas balletas con que las mujeres limpiaban el suelo tiradas de rodillas»). Tras salir de su trabajo, se dedicaba al negocio.

Al poco le ofrecieron la representación de bolsas de papel,  de modo que cuando iba a repartir su género ofrecía también las bolsas de papel a los clientes.

Aquello le dejó un buen dinero.

Ocurrió que hubo un cliente con un negocio de semillería, que le dejó de pagar. En aquel entonces  en las semillerías se vendían chuches además de semillas y especias. Él iba todas las semanas a cobrar lo que pudiera y observaba. De entre las chuches, le llamó la atención unos cigarritos que venían en paquetes de 3: «cigarritos de matalahúva» que se los fumaban los muchachillos ya que, en aquella época en que no había de nada, decían que sabían a anís. Pensó que quizás él podría hacerlos y empezó a moverse y a tantear el terreno.

Por un malentendido un día se vio en su casa  con unos pocos de sacos de paja de anís que no había donde meterlos. De modo que ya que estaban allí, tenía que hacer algo.

Dio con una tal Manuela, una cigarrera de Triana jubilada que vivía en un corral de vecinos de los muchos que había en el barrio en aquellos años, ¡que no vea cómo hacia los cigarros!, y le propuso hacer los cigarritos. Por ésta vinieron otras cigarreras de Triana jubiladas a pedir trabajo de liar los cigarritos de matalahúva . Y por éstas, vinieron otras de Triana y de Sevilla a pedir trabajo haciendo cigarritos.

Aquella fue una buena época.

Aquello fue bien y le volvió a dejar un dinero porque estaban muy bien hechos y se los  empezaron a comprar  clientes de Barcelona que pagaban muy bien.

Tras ella vino la época de la chuchería.

Cuando aquellos cigarritos comenzaron a «pasarse de moda», empezaron a pensar que «había que hacer otra cosa» novedosa para vender, e idearon las galletitas con sorpresas: dos galletitas (las de helado) juntas con un palito  a modo de piruleta; le metían una sorpresita (como cucharitas, cromos, anillas) y las liaban con papeles de colores.

Con esto ocurrió como con los cigarritos, que empleó a muchas de las mujeres de los corrales de vecinos. Les daba el material y pagaba por el trabajo hecho; Y él vendía el producto que elaboraba a los mayoristas de Triana y Sevilla que entregaba él mismo. Era muy característico verle con su triciclo de carga llevando los pedidos a los clientes.

Cuando eso dejó de dar dinero, «porque cuando había existencia había que cambiar», pensaron en otra cosa; idearon elaborar canutos de harina de algarroba, -que era la harina que se usaba para dar de comer a los niños-, ¡que entonces había una jartá hambre! Y con esto igual que con las otras cosas, empleó a las gentes de los corrales. Él les explicaba lo que había que hacer, les dejaba el material y pagaba por el trabajo hecho.

Más adelante, se le ocurrió vender los fotogramas de las películas que cortaban ellos mismos y empaquetaban por grupitos, o los programas de las películas pasadas que enrollaban y fijaban con unas anillas… Era otra época.

Cada semana se sentaban Carmen y él a ver cómo iban las cosas.

A los 32 años dejó el taller de orfebrería y se dedicó sólo al negocio.

Introdujo los chicles, los monitos saltarines, y todas las baratijas que le ofrecían y veía que tenían salida.

Se podrían escribir páginas enteras con las anécdotas y experiencias de este comerciante, pero lo más destacable es que este hombre, junto con Carmen, se lanzó a hacer algo  aunque los tiempos eran muy difíciles para emprender «porque no había de nada». Hicieron cosas simples pero novedosas y aprovecharon la ventaja de que no había otros que lo hicieran. Y sobre todo, innovaba con rapidez. Pagaba al contado para no tener rémoras, y procuró siempre que todo lo que hubiera que hacer, si era posible, se resolviera con la gente de la familia.

Mucha gente del barrio le recuerda con cariño porque daba trabajo no sólo a las cigarreras, sino a la gente de los corrales de vecinos en unos momentos especialmente difíciles para la  gente de la época.

Muchos trianeros de la diáspora, aquellos que tuvieron que salir del barrio cuando se echaron abajo las casas de vecinos, se acercan aun hoy día para saludarlo.

Martín Flores es el mayorista de golosinas más antiguo de España.

Sus dos hijos se  hicieron cargo del negocio, y ya van por la tercera generación.

Actualmente sigue siendo un negocio de golosinas y chuches, pero ahora le han dado un nuevo giro y están especializados en disfraces y todo tipo de complementos para fiestas, cumpleaños y otros eventos, y también en pequeños regalitos o artículos de bromas. 

Su fama les precede y la tienda siempre tiene público, es un trajín constante.

Si vas a celebrar algo, allí hay todo lo que puedas necesitar, desde los disfraces hasta elementos de decoración o útiles de menaje apropiados. Lo que busques relacionado con esto seguro que lo tienen. Además de toda clase de baratijas y regalitos y por supuesto, chucherías.

Como hay que ir con los tiempos también tienen página web y blog donde poder consultar y comprar todos los  artículos. Y ellos te lo llevan a tu casa.

Ya sabéis donde están, en la calle Pureza 74 (Triana) o en:

  • http://www.martinfloressl.es/
  • http://www.mfloressl.blogspot.com.es/

Ah, y si queréis conocer más detalles de la historia de este negocio o de sus protagonistas, podéis pasaros por la tienda a saludar a José que sigue estando allí, como siempre, con alguna faena entre manos.

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