
Triana, 1898.
Los más ilustrados trianeros estaban pendientes de las noticias que llegaban de Cuba y calcularían lo afectado que andaría el hijo del boticario de San Jacinto, Antonio María Fabié y Escudero, al que le habían endosado la cartera del Ministerio de Ultramar.
En el mes de la Velá, repasando la prensa, se podían encontrar con atropellos ocasionados por carros, maltratos diversos, reses desmandadas e intentos de despedidas de la vida con precipitación y en un sólo salto…; el termómetro tendría algo de culpa: 56 grados al sol y 45 a la sombra. Todo da idea del pálpito del barrio y de lo que se sudaba en verano.
Ángel Vela Nieto.
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