El castillo de San Jorge

Castillo, San Jorge, Triana, Visitar, turismo

Allá por el siglo XV, la Inquisición sevillana necesitaba de tener una cárcel donde poder recluir a los que atentaban contra la religión católica.

A las afueras de la ciudad, en el arrabal de Triana se construyó el castillo de San Jorge, que contenía diez torres, tres daban al río, una al altozano, cuatro a la calle San Jorge y dos al inicio de la calle Castilla, tras la reconquista de la ciudad por parte de Fernando III fue entregada a los Caballeros de la Orden de San Jorge de quienes toma su nombre. Allí durante tres siglos hubo movimiento de religiosos y reclusos.

El castillo era un recinto amplio de cárceles secretas y en la parte baja de la torre de San Jerónimo, la cámara de interrogatorio. Las cárceles, denominadas altas en ocho de las torres, y las bajas al nivel del patio, estaban expuestas a humedades e inundaciones y quedaron totalmente incomunicadas. Sin embargo, las continuas crecidas del río Guadalquivir y las estrecheces del edificio, promovieron la búsqueda de dos edificios más en Sevilla donde poder penar la culpas cristianas antes de subir a ver a Dios.

A principios del siglo XIX se lleva a cabo la demolición del Castillo, el Santo Oficio se traslada al Colegio de las Becas, al final de la Alameda, hasta su abolición en 1820. En los siglos XIX y XX el terreno se convierte en mercado de abastos al aire libre, hasta el año 1992 en el que se inicia el proceso de excavación, recuperación y posterior organización.

El castillo de San Jorge ha sido restaurado recientemente y actualmente es un Museo dedicado a la Tolerancia. Con 1.400 metros cuadrados de exposición divididas en dos plantas, cuenta con seis partes diferenciadas donde se pueden encontrar una sala sensorial, una pasarela interpretativa, una galería de personajes o un muro de la reflexión.

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