Esperanza, vendedora de la ONCE

Esperanza es la cuponera de por las tardes, del quiosco de la ONCE de la Plaza de San Martín de Porres.

Esta amable y risueña cuponera lleva en esto desde hace 24 años.

Antes era funcionaria -jefa cartera-, pero tuvo de dejarlo debido a una enfermedad grave de la vista por la que le reconocieron la incapacidad de un 79%. Entonces entró en la ONCE, -de cuya organización habla conmucho afecto y cariño- y en donde reconoce haber encontrado y tener muy buenos amigos.

Con humor comenta que se lo pasa genial con ellos: «les encanta divertirse y pasárselo bien«.

Esperanza en todo este tiempo ha pasado por diversos puestos. En éste lleva sólo 7 años.

Siempre con una sonrisa, cuenta que Triana tiene algo especial: «lo mejor es su gente, sobretodo su gente»

-¿Que por qué le gusta la gente de Triana? Pues porque le hacen reír, siempre le cuentan cosas graciosas.

En todos lados se ha encontrado con buenas personas, pero como las de aquí, ninguna. Además, dice, «la gente de aquí comenta cosas, pero no hay cotilleo».

Son gente de trato agradable, naturales, no se preocupan por guardar la apariencias, -cosa que en otros barrios sí le ha pasado-. Aquí los vecinos le saludan aunque luego no le compren, o compren a otro compañero.

Sabe que ha interesado a algún trianero, aunque los ha desengañado ya que, de momento, no tiene interés en ese asunto.  Como cosa graciosa cuenta que un señor mayor se ponía en la esquina enfrente del quiosco y le cantaba saetas. ¡Eso sólo pasa en Triana!

En sus años de vendedora de la ONCE y al haber estado  en varios puestos, ha vendido obviamente a muchas y diversas personas, y a algunas muy conocidas como «la Pantoja», «lo Morancos», «el Perejil», algún torero, María del Monte…

Y ha dado buenos premios. ¡Lástima que no fue en Triana!

Repartió 2000 millones de las antiguas pesetas cuando empezó a jugarse el cupón del domingo en concreto, el segundo sorteo que realizó la ONCE en este día.

Ella vendió el número agraciado- el 92010- y lo vendió entero, en la puerta de Ochoa en Los Remedios. Como anécdota cuenta que además era un número que ya se iba a devolver porque no se había vendido, pero se fue a la puerta de la pastelería y lo vendió enterito.

Lo que sí vendió en Triana fue un número de máquina a una señora, que resultó premiado con los 35.000 €.

Reconoce que es una satisfacción vender el número premiado a tus clientes.

Aunque es una mujer moderna y se maneja bien con la máquina (esa que llevan ahora los cuponeros), le gustan más los cupones físicos, los de toda la vida. Pero claro, reconoce que tiene sus ventajas ya que puede venderle el cupón a los clientes que quieren algún numero en concreto, o una terminación que a ella le falte, o un número suscrito. Según su experiencia la terminación 5 se acaba en seguida y curiosamente, últimamente «está durillo de salir». También hay clientes a los que le gusta que las cifras sumen un determinado número. Con la máquina se puede dar gusto a todos.

En su opinión éste es su mejor destino; le gusta y aspira a jubilarse en él (que ya no le queda tanto).

No quiere que la cambien más.

-Y cuando te jubiles ¿qué vas a hacer?, ¿echarás de menos a los clientes?

«Pues seguro que sí, pero será momento de hacer otras cosas».

Y ya lo está planeando. Cuando se jubile piensa aprender a bailar con un amigo de la ONCE o quizás hacer un curso de cocina (ya que le gustan mucho los fogones), o quizás…

Pero eso ya llegará.

Mientras tanto, tendremos a Esperanza todas las tardes, de lunes a viernes, -siempre con su agradable e imborrable sonrisa-, en el quiosco de la ONCE de la plaza de San Martín de Porres (esquina con San Jacinto), para alegrarse con nuestra visita y vendernos esa ilusión de todos los días que es el cupón de la ONCE.

¡A ver cuándo me vendes a mí el cupón premiado!