Riqueni

Imagen cedida para el Diario de Triana por el fotógrafo trianero José Montiel
Imagen cedida para el Diario de Triana por el fotógrafo trianero José Montiel

En este país en el que trabaja quien puede, vota quien quiere a quien le da la gana y paga impuestos todo quisque, estamos demasiado acostumbrados a contemplar con indolencia los repartos que organizan los que nos gobiernan. Repartos que no siempre son de jugosos sobres por los servicios prestados a la diosa “Remanguillé”, o menos frecuentes, los repartos de la riqueza que una tierra tan feraz como esta sigue produciendo y cuyos porcentajes nos siguen dejando atónitos.

Qué lachi me da, Dios mío
de tanto lujo en el mundo
pero tan mal repartío.

Los repartos de justicia, de la que los justos –valga- cobran poca ración, nos han acabado acomodando el ánimo y pasamos las páginas de la sinrazón del día a día, hasta que nos llega una noticia como la que hoy nos descalabra el sentimiento. Rafael Riqueni está en prisión por un hecho al que le condujo una enfermedad. Estoy en contacto, a diario, con enfermos mentales, trato con ellos, razono a veces mucho más que con personas que no padecen la enfermedad, les admiro, les compadezco, he llegado a tenerles verdadero aprecio. Es muy difícil para una persona con una vida configurada, mujer, hijos, trabajo, vacaciones, etc… asumir la noticia de que tiene esta enfermedad, que llega sin avisar, para encima, padecer el azote de los juzgados sobre un comportamiento en el que ellos mismos no mandan. Por otra, el estigma que nosotros les implantamos, estrechando el cerco social y humano a poco más que los hogares, los hospitales o las unidades de rehabilitación. Algunos, como Rafael, han tenido el apoyo incondicional de los suyos.
Esperemos que por esta vez sea la cordura la que haga el reparto de honradez que merece nuestro admirado guitarrista trianero, y podamos asistir a la presentación de su disco el 21 de Noviembre, como Dios manda. Y la justicia.

José Luis Tirado Fernández

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