Triana, 1928.
En la plaza de Chapina se levanta una estupenda casa que será conocida como «El Centro de Castilla», nombre del bar-ultramarinos que gobernará Artemio Martín Santos, ejemplo de montañés trianizado. Los trabajadores de la Cartuja, en su camino hacia la fábrica, estaban de enhorabuena ya que Artemio y su pariente, Justo, les fiarán los bocadillos y que hicieran falta.
En junio se inaugura la Plaza de Cuba (aún no se había puesto en servicio el puente de San Telmo); el alcalde, Nicolás Díaz Molero, preside el acto junto al cordobés Cruz Conde, el hombre fuerte de Sevilla. Allí mismo el Ayuntamiento homenajea al embajador de Cuba por la donación de objetos de arte al Museo Cubano de Triana (¿dónde irían a parar los «objetos de arte de este museo que suponemos se instalaría en el antiguo convento de Los Remedios…?).
Ángel Vela Nieto