Serenos y la primera historia escrita de Triana

Triana, 1818…

Era novedad que los serenos pasearan vigilantes por las calles de Triana, y es el año en que se acaba de cubrir el primitivo foso de protección del Castillo conformándose la nueva calle ya conocida y dividida como Cava Alta y Baja, Vieja y Nueva después, tramos separados por las trasversal de Santo Domingo (San Jacinto) y que, pasado un tiempo, sería rotulada Pages del Corro en honor del Teniente de Alcalde que se preocupó de adecentarlas.

Los trianeros, la mayoría tardaron en saberlo, disponían ya de su primera historia escrita por un cronista sevillano que lo dio todo, hasta la salud, por su ciudad, Justino Matute y Gaviria: el título: «Aparato para escribir la historia de Triana y de su iglesia parroquial», nada menos, una herramienta impagable para entender la relevancia del arrabal en el concurso de la ciudad.

 

 

Y es el libro que deberían traer bajo el brazo todos los delegados que llegan de los lugares más diversos enviados, no sé con qué criterio, desde el Ayuntamiento.

Ángel Vela Nieto