
Triana, 1913
Un año después que Antoñita Colomé y en la misma calle abre los ojos un sabio de la Medicina, don José León Castro.
Triana continúa enriqueciendo su vecindario al par que moderniza el caserío. Se levanta la casa-botica de los Murillo en el Altozano, obra del arquitecto José Espiáu; y en esta casa tiene cuna en el mismo año, un hijo de don Enrique llamado Aurelio que, como su padre, será una suerte para el barrio. A la par se ha construido y con proyecto del mismo Espiáu, la conocida Casa Grande en el principio de la calle Alfarería, que fuera almacén de loza y cristal de la empresa García y Quejo y, después, patio de toreros y cofradieros como el destacado capataz Manolo Bejarano, cuyo recuerdo permanece en la fachada.
Ángel Vela Nieto
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