Por: Carlos Valera
Triana es algo más… que su nombre. Es mucho más.
Su nombre indica, “Más allá del Río” y es verdad, este barrio es mucho más que cruzar el puente… porque para empezar a sentirlo sólo hace falta apoyar las manos en él a través de sus barandas y notar ese frío singular que transmiten sus aguas esmeraldas.
Para conocer Triana hay que ir sin prisas… espaciar los tiempos…acariciar con la vista sus perfiles, buscar la primera mirada de la niña marinera en esa atalaya única de Aníbal González que con un niño entre sus brazos ciñe corona de rey en su cabecita.
Pero no vayas con prisas, baja esos escaloncitos y entra en la sacristía de la Virgen del Carmen y sentirás los primeros suspiros de Triana. Allí se reza por todos los que ya no están con nosotros, se eleva un recuerdo a los marineros que dieron nombre a su puerto de salvación y tras santiguarse prosigue uno su camino.
Pero al salir, el Reloj del puente te dice por soleares, que no toca para que sepas la hora sino para decirte buenos días en el lenguaje de los duendes.
El mirador de Mariatrifulca, nos deja una perspectiva única en indeleble… son de río, compás de ribera y sueño de Esperanzas. Nos paramos aquí…
El aire deja un suspiro
de frío en sus barandas,
El duende deja el quejío
Al filo de sus Zapata.
La niña Carmen…dice al niño,
Que hay brisa en las playas,
Y una marea de jazmines
En la cal de sus murallas.
Triana es algo más… que un nombre
Es una mujer enamorada
Que enseña a los que la pisan
El filo de sus enaguas…
Es son por Evangelista…y
Los martillos de sus fraguas
Triana es esa mocita…
Que si la miras… te habla.
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