Rutas por Triana

VEN A TRIANA… SIN PRISAS

Cuando llegues al Altozano
habrá un duende que te espera
pa llevarte de la mano.

No te impacientes por ver
que las cosas de Triana
las tienes que comprender.

Triana no es un barrio monumental, Triana hay que pasearla.

Para conocerla un poco hay que caminar por sus calles, conversar con su gente, comprar en sus mercados, sentarse y tapear en sus bares, disfrutar de sus fiestas y rezar con sus Hermandades.

Para el visitante que desee hacerse a la idea de lo que es este barrio con personalidad propia y único en el mundo, le sugerimos  aquí algunas rutas.


Ruta de la cerámica

Iniciamos el recorrido por Triana cruzando el río Guadalquivir por el popular Puente de Triana o de Isabel II. Éste, se construyó en sustitución de un puente hecho a base de barcas y es el puente de hierro más antiguo conservado en España. Está declarado Monumento Histórico Nacional desde 1976, tras superar un intento de demolición.

La Capillita del Carmen, conocida vulgarmente como “El Mechero” por su peculiar morfología, es uno de los símbolos del barrio de Triana. Fue construida ante la exigencia de los vecinos que reclamaban una capilla para albergar el cuadro de la Virgen del Carmen, que se alojaba en una capilla situada en el mismo lugar junto al antiguo puente de barcas y que fue destruida cuando se contruyó el nuevo puente.  Su realización, en ladrillo en limpio, se debió al arquitecto Aníbal González en 1924-28.

Plaza del Altozano nos recibe tras cruzar el puente; La Plaza del Altozano es uno de los espacios abiertos más emblemáticos y populares del barrio, es el centro de Triana, posiblemente el lugar al que más cariño tienen los trianeros pues es ahí donde tiene su origen el barrio ya que éste nace en torno al castillo que se construyó en el costado derecho del puente, para defender al primitivo puente de barcas.

 En la plaza del altozano encontramos varios elementos de interés: un  precioso retablo cerámico dedicado a la Esperanza de Triana, la figura de bronce del monumento Triana al Arte Flamenco (un escultura alegórica del Flamenco, representada por una mujer que se adelanta, apoyando su pie sobre un yunque y sosteniendo una guitarra española). Encontramos también un monumento al que fue uno de los mejores toreros de la historia: Juan Belmonte y  varios cuadros de azulejos cerámicos que recuerdan cada uno un trozo de la historia del barrio.

Detrás de la capillita del Carmen, se ubica el actual mercado de Triana, uno de los más tradicionales de la ciudad y en cuyos bajos se encuentran los restos del Castillo de San Jorge. Este castillo fue sede de la Inquisición desde 1481, si bien su construcción inicial es de época árabe datando de 1171, y fue levantado para la defensa del antiguo puente de barcas.  Afectado por el continuo abandono y sucesivas crecidas del Guadalquivir, en 1823 se instala en su solar el mercado, popularmente conocido como Mercado de TrianaPlaza de Abastos.

A la derecha del Altozano, bordeando el mercado, se llega al Callejón de la Inquisición. Justo delante vemos el monumento en reconocimiento a los alfareros y ceramistas y al canto por soleá de Triana

Además de visitar el Museo de la Cerámica, podremos adentrarnos por las calles Callao, Antillanos Campos o Alfarería, repletas de  antiguas fábricas y talleres cerámicos donde pervive la mejor tradición artesana de Triana para seguir luego nuestra ruta hacia la calle Castilla

En las calles Alfarería  y Castilla encontraremos algunas muestras de Corrales de vecinos. Estos corrales eran el tipo de vivienda popular tradicional sevillana con un patio y fuente en medio y corredores con habitaciones para cada familia.

Además son de destacar en la calle Castilla:

Se asegura que el escultor de la imagen del Cristo de la Expiración presenció la agonía de un gitano apodado Cachorro, apuñalado por un marido celoso. Captó con la mirada el rostro de aquel moribundo en el instante de su muerte e hizo suya la expresión terrible que plasmó con toda naturalidad.

Si luego les sobra tiempo, es muy recomendable caminar por el Paseo de la O, ribera urbana del Guadalquivir accesible desde la Calle Castilla que  alberga durante los fines de semana el Paseo de arte una muestra del hacer artístico del barrio en el entorno de un mercadillo.

Otra posibilidad es llegados  a la Basílica del Cachorro aprovechar y pasear por el Barrio del Turruñuelo con sus características casitas bajas.


 

 

Ruta del Aljarafe

Avanzando de frente desde el puente se abre la calle San Jacinto, antigua vía de comunicación con el Aljarafe.

La calle San Jacinto es otra vía de singular personalidad, plena de vitalidad y sabor trianero.

Junto a sus bares, en los que podremos degustar gambas frescas y manzanilla de Sanlúcar, destaca además de la Casa de los Mensaque familia de industriales de la cerámica y dos enclaves religiosos:

  • La Capilla de la Estrella, donde brilla con luz propia la hermosa Dolorosa que se atribuye a Martínez Montañes
  • la Parroquia de San Jacinto, cuya planta y alzado se debe al arquitecto dieciochesco Matías de Figueroa. Destacar el centenario ficus que adorna la entrada, testigo silencioso del devenir del barrio.

Al final de esta calle, llegamos a la plaza de San Martín de Porres, donde aun se pueden ver las antiguas vias por la que pasaban los tranvías (ya que allí se ubicaban las cocheras de los mismos) y el popular Mercado de San Gonzalo.

Llegados aquí podemos pasear por el barrio del Tardón, o callejear por el Barrio León y visitar en la Parroquia de San Gonzalo a Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder, titular de una de las hermandades con mayor numero de hermanos que salen de nazarenos.


Ruta de los marineros

Desde el Altozano, entraremos en la calle Pureza, verdadera arteria espiritual del barrio.

En su Capilla de los Marineros recibe culto la Esperanza de Triana, ante cuya imagen se postran diariamente cientos de trianeros.

Continuamos caminando y llegamos a la Real Parroquia de Santa Ana. Ésta, fue la primera iglesia construida de nueva planta, tras la reconquista de Sevilla por Fernando III el Santo en 1248.

Alfonso X el Sabio, la consagró a la abuela de Cristo por haberle sanado de una enfermedad de los ojos.

Tras visitarla, rodeamos la Parroquia de Santa Ana para contemplar su airosa torre desde la Plazuela de Sacra Familia, y retomamos la calle Pureza donde se encuentra la Casa de las Columnas, ejemplo de arquitectura civil academicista.

Por la calle Duarte, saldremos a la calle Betis, una de las más emblemáticas de Triana, cuyo nombre romano lo tomó prestado del río al que sirve de espléndido mirador. En ella se encuentra la antigua escuela de Mareantes y queda tachonada por numerosos bares y restaurantes.

Llegamos a la Plaza de Cuba, nos asomamos al Puente de San Telmo y admiramos la panorámica  con el Puente de Triana al fondo.

Retrocedemos y desde la plaza de cuba por Génova, donde encontramos el monumento a Rodrigo de Triana (el trianero que avistó tierra en el episodio del descubrimiento de América), vamos hacia Pagés del Corro.

En esta larga avenida que cruza el «casco histórico» de Triana, es conocida también como la Cava y destaca en ella el Convento de las Mínimas, erigido entre 1755 y 1760. Además nos encontramos casi enfrente el Corral Herrera, construido en 1909, actualmente rehabilitado y el precioso colegio José María del Campo.

Si a estas alturas de paseo nos pica el hambre, podemos pasarnos por Victoria 8 justo  a Pagés del Corro en la calle del lateral del colegio y degustar algunas de sus deliciosas tapas o especialidades.

Próximamente

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