EN 1925 , EL MÚSICO MAYOR, MANUEL LÓPEZ FARFÁN, ESTRENÓ “LA ESPERANZA DE TRIANA”, PRIMERA MARCHA PROCESIONAL CON UNA “SAETILLA” EN SU INTERMEDIO
• Su compositor, al que el autor de este artículo bautizó como “El Genio de San Bernardo”, ha sido la figura más importante de la música cofradiera sevillana
• En 1925 el gran músico compuso tres marchas procesionales más y el pasodoble titulado «El Real Betis Balompié», en unión del músicode primera de su banda Andrés Egea
Manuel Carmona Rodríguez (*)
Este artículo lo he escrito expresamente para con los lectores de “Diario de Triana” sobre una marcha, dedicada a la dolorosa más representativa de su barrio, por el más grande genio que ha dado al mundo el género de la música procesional.
La marcha se titula “La Esperanza de Triana” y fue estrenada en 1925, y su compositor fue hace 86 años Manuel López Farfán. Para aquellos que puedan ignorarlo, el inmortal compositor de dos marchas tan emblemáticas de “Pasan los Campanilleros” y “La Estrella Sublime. Pero antes de referirnos al hecho concreto de la aparición de la marcha dedicada a la Esperanza de Triana, queden aquí reflejadas unas acotaciones de la gran personalidad del músico que la compuso.
Manuel López Farfán (Sevilla, 1872 / San Juan de Aznalfarache, 1944) fue un músico militar, autor de más de 300 obras musicales de muy variados estilos, incluidas una serie de zarzuelas estrenadas con mucho éxito. Sin embargo, como ha ocurrido en casos muy significados, este gran compositor debe la popularidad que adquirió en vida a la música procesional, género del que es la figura más importante en Sevilla y Andalucía.
El Maestro Farfán, como también era conocido en nuestra ciudad, nació en el típico barrio de San Bernardo. Miembro de una familia muy modesta ingresó a su más tierna edad en el Asilo de Mendicidad de San Fernando, en el que, aparte del estudio de sastre, se especializó en el arte de la música. Allí estuvo hasta cumplir los 14 años de edad en que ingresó como educando de banda en la charanga del Batallón de Cazadores de Cataluña nº 1.
Con esa misma banda fue destinado a la guerra de Cuba donde permaneció tres años hasta que retornó a Sevilla e ingresó como músico de primera en la Música del Regimiento de Granada nº 34. Posteriormente hizo los cursos de Músico Mayor (actualmente director) en Vitoria. A partir de ahí, dirigió la Música de distintos Regimientos españoles hasta que en 1919 ingresó en la popular Música del Regimiento de Soria nº 9. Y tal para cual, en esa carismática banda de música militar, Manuel López Farfán cosecharía el más resonante éxito en el género de la música procesional, lo cual le permitió pasar a la posteridad y ganar la inmortalidad.
El Maestro Farfán ha sido el único innovador de la marcha cofradiera sevillana
El Maestro Farfán, como también era conocido, ha sido la figura más importante de la marcha procesional sevillana, por su condición de innovador del género. Así puede decirse sin ninguna duda que en esta especialidad musical, la más popular dentro de la música religiosa en nuestra Comunidad Autónoma, hubo un antes y un después de Manuel López Farfán.
Nadie como él supo interpretar el sentir del cofrade sevillano en lo que se refiere a presenciar las sublimes mecidas de los pasos de palio de la Vírgenes hispalenses, lo que sólo tuvo lugar con la aparición de “Pasan los campanilleros” (1924) y “La Estrella Sublime” (1925), marchas dedicadas, respectivamente, a las hermandades de las Siete Palabras y de la Hiniesta.
La primera de ambas marchas consistió en el primer exponente de la marcha cofradiera rítmica y vibrante, la cual no llevaba cornetas incluidas. Ese detalle coincidiría con la aparición de la segunda, que se convirtió en la primera de las marchas rítmicas con cornetas. Ambos estilos han tenido desde entonces una legión de músicos cultivadores, tanto militares como civiles.
Manuel López Farfán, «El Genio de San Bernardo», único innovador de la música procesional sevillana
Pues bien, aparte de erigirse en el innovador de la música cofradiera hispalense, Manuel López Farfán, “El Genio de San Bernardo”, creó también marchas de de estilos no cultivados con anterioridad a su relación con este género artístico. Así ocurrió con las marchas con tríos cantados (se llama trío a la parte final de la marcha porque en ella participan los tres tipos de clarinete de su dotación instrumental), de la que es ejemplo “El Dulce Nombre”, dedicada a la hermandad del Beso de Judas y a la marchas de coro, de las que compuso dos sin dedicatoria específica: “Semana Mayor y Pasión o Muerte de Jesús” e “Impresiones del Jueves Santo”.
“La Esperanza de Triana”, primera marcha que consta de una “saetilla”
Llegado a este punto y explicada grosso modo la importancia de nuestro personaje en el género de la música procesional sevillana, es momento de referirnos al motivo de este artículo, que no es otro que la composición de la hermosa marcha titulada “La Esperanza de Triana” (1925). Por supuesto, sobre la dedicatoria huelga decir a qué imagen está dedicada, pues con leer su título ya es del todo suficiente.
Se encontraba López Farfán en aquella época en sus momentos álgidos de innovación de la marcha procesional sevillana, por lo que he explicado en líneas anteriores, por lo que la marcha dedicada a la bella dolorosa trianera que mora y reina en la calle Pureza, tiene también muestra de esa cualidad cultivada por el “Genio de San Bernardo. Otra de sus obras, alejadas de la música procesional de 1925, fue el pasodoble titulado “El Real Betis Balompié”, que compuso con el músico de primera de su banda, Andrés Egea.
Una marcha original para una Virgen de luminosa belleza
Pero además coincidía que por ese año la Música de Soria 9, que dirigía Manuel López Farfán, acompañaba el Viernes de “madrugá” a la Esperanza de Triana. Lógico fue que, el gran músico hispalense, quisiera dejar su huella artística en una composición dedicada a la Virgen titular de la importante Cofradía. Lo singular de la marcha de “La Esperanza de Triana” es que fue la primera en contener en su parte central una “saetilla”, estilo musical que interpretan los clarinetes, que es de una dulzura y belleza inenarrables.
Aún nos dura la emoción que sentimos el escucharla interpretada por la Banda Sinfónica Municipal Sevillana, que dirige con tanto acierto y destreza Francisco Javier Gutiérrez Juan, tocada la “saetilla” con violines, lo que produjo una enorme sensación en el auditorio que abarrotaba aquel día el teatro de La Maestranza.
Tras su estreno en 1925, con el paso de los años, la marcha se dejó de interpretar detrás de la dolorosa a la que había sido dedicada, hasta que la partitura original apareció en el archivo que entonces pertenecía a Enrique García Muñoz, el inefable director por tantos años de la Banda de la Cruz Roja. Posteriormente se ha vuelto a interpretar, ya que resultaba una situación totalmente anacrónica que una joya musical de esa categoría permaneciera en el ostracismo sin que fuera tocada detrás del paso de palio de la Virgen que la inspiró.
Un tesoro musical del que la hermandad debe sentirse más que orgullosa
Por dicha causa, desde este espacio invito a todos los cofrades sevillanos en general y a los de la hermandad de la Esperanza de Triana en particular, a que en la soledad de su hogar escuchen esta maravillosa composición a la que aún no se le ha dado la importancia que merece. De esa forma paladearán lo que es música cofradiera en toda su extensión artística.
Seguro que, cuando escuchen esa “saetilla” que desgrana arte y melodía, suavidad, dulzura y armonía a raudales, sentirán dentro de su corazón un sentimiento que con anterioridad sólo llegaron a experimentar al escuchar una obra maestra en su estilo. Como lo es en verdad la marcha que ha provocado este comentario.
Los hermanos de la hermandad de la Esperanza de Triana, deben sentirse sumamente orgullosos que “El Genio de San Bernardo” donara a su cofradía una marcha de tanta belleza, valor artístico y originalidad como es la que contiene la primera “saetilla” que se incluyó en una marcha cofradiera. Algo así es una suerte que se debe de agradecer de la forma que exige el que su hermandad posea en su patrimonio artístico una pieza musical de tanta categoría.
Manuel Carmona Rodríguez
(*) Manuel Carmona Rodríguez es el autor de los dos primeros libros de música procesional que se han editado: “Los Font y Manuel López Farfán en el eterno recuerdo de Sevilla” y “Un siglo de música procesional en Sevilla y Andalucía», obra de la que se han publicados dos ediciones