Triana, 1810.
El 17 de febrero se pone fin a las hazañas guerrilleras de un patriota trianero llamado Francisco Carrillo, alias «Colmillo», gitano contrabandista implicado en la lucha contra los franceses; fue apresado en Triana cuando intentaba reclutar partidarios y ejecutado de forma inmediata.
Tres días después ocurre un hecho que da el tono de crispación que se vivía. Un clérigo de menores, vecino del barrio y entusiasta patriota, lo dejó escrito. Fue el caso de don José María González Aceijas, cura más antiguo y beneficiado de Santa Ana que ejercía en la filial de la O -y afrancesado entusiasta- que predicó un célebre sermón que circuló después impreso exaltando al rey intruso e invitando a los sevillanos a que reconocieran su autoridad, dando lugar a ruidosas protestas en el templo que gobernaba y, después, en la calle. Un escuadrón de gendarmes tuvo que poner paz, y los causantes del alboroto, escoltados por escopeteros, fueron camino de la Cárcel Real.
No parece que hubiera más rey que la confusión, aunque la mayoría de los trianeros tuviera claro el lugar que debía ocupar.
Ángel Vela Nieto
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