El Altozano: foro, mentidero y punto de encuentro de los vecinos.

Altozano, Triana

Deliciosa escena de Semana Santa en el Altozano ésta que escribiera bajo el seudónimo de El Bachiller Fulano de Tal, Capillita Sevillano, en el libro Lirios y Claveles, un desconocido poeta en 1930, en este nuevo altozano creado al amparo de la Exposición de 1929.

¿Sería la hermandad de la O la que iba por esta plaza aquel día, o la de la Estrella procedente de la calle San Jacinto? ¿O quizás era la hermandad del Cachorro donde desfilaba el chiquitín de los versos? Porque por este altozano, emblemático lugar trianero, pasaban y pasan todas las hermandades del barrio camino de la catedral durante la Semana Santa, como ya iremos viendo.

Aunque también pasa por aquí, cada miércoles previo al domingo de Pentecostés, la carreta del Simpecado de la hermandad del Rocío de Triana, acompañada por cientos de romeros a caballo o a pie y por una veintena de carretas tiradas por bueyes, gentío que la seguirán por los caminos que terminan en la Aldea del Rocío y que empiezan en esta plaza. A ella llegan buscando la calle San Jorge y Castilla. Cohetes, flautas y tamboriles, palmas y palillos retumban ese día en la plaza acompañando a los vivas a la Blanca Paloma que los rocieros lanzan eufóricos por la cercanía de sus días grandes. El jueves después del Rocío podréis verlos regresar por esta misma plaza, agotados pero satisfechos de haber hecho otro camino más.

Y el domingo de Corpus es la Custodia de Andrés de Ossorio la que pasará por aquí precedida de todo su cortejo sacramental proveniente de la calle San Jacinto, tomando por Pureza camino de la iglesia de Santa Ana.

Y la cabalgata de Reyes Magos todas las noches del 5 de enero, esta vez proveniente desde del puente, entrando hacia San Jacinto repartiendo la ilusión por todo el barrio.

Y también el Altozano es el corazón de la Velá de Santa Ana, fiesta popular que debe sus orígenes a los devotos que velaban a la Madre de la Virgen en la real parroquia la víspera del 26 de julio, su festividad, y que después de salir de la iglesia se quedaban por los alrededores de forma festiva y bulliciosa, llevando los más jóvenes la fiesta hasta el río. Y aunque no se conoce exactamente la fecha de sus inicios se puede suponer con acierto que coincidiría con la apertura al culto de la iglesia de Santa Ana en el año 1280, aunque el comienzo de su construcción ocurriera en 1266.

En la actualidad la Velá de la Señá Sant’Ana, (de esta forma lo escriben los trianeros) representa un hito en el verano sevillano, extendiéndose numerosas casetas por toda la calle Betis que ocupan por las noches cientos de vecinos y visitantes. En el Altozano se coloca ahora el escenario para representar las actuaciones programadas, y a su alrededor se congregan los espectadores deseosos de presenciar sus concursos de sevillanas, sus espectáculos de flamenco o de copla.

Y en cualquier época el Altozano de Triana es foro o mentidero, donde los vecinos se reúnen para comentar las novedades del barrio.

Continuará.

José Javier Ruiz,  del libro “Callejeos por Triana”

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