EL OLÉ NO ES DEL FLAMENCO

                …año 1104, Juegos Florales de Al-Ándalus, que ese año se celebran en Sevilla. A la final llegan Al-Tutili, el ciego de Tudela y Al-Baquí, de Sevilla, después de 30 días de concurso y de haber eliminado el pueblo, por medio de la intensidad de sus ovaciones, a cerca de 800 participantes.

En el sorteo corresponde recitar el primero al poeta ciego, avanza al centro del estrado y recita…

“Una risa que descubre perlas

un rostro bello como la luna

el tiempo es demasiado estrecho para abarcarlos

pero mi corazón los abarca”

                

Al-Tutili no puede continuar, Al-Baquí le interrumpe con el ruido que hace al rasgar el papel donde tenía escrita la poesía que iba a recitar. Al-Tutili le abraza entre atronadoras ovaciones del público. Ambos han vencido: uno por su poesía, el otro por la cortesía de su gesto.

Y ¿qué debemos suponer que gritaba aquel público a coro, si no una invocación a Dios, por el don recibido?, es decir “Dios, Dios”, que en el lenguaje de aquel tiempo en esta tierra no era otro que “Allah, Allah”. Esa fue la interjección original, que a través de siglos se fue transformando en la españolísima «olé», y que sirvió luego para agradecer, tanto como para estimular o alentar demostraciones de arte o cultura.

Más tarde se prodigó en la tauromaquia, para animar lances de gran calidad, y fue en estos espectáculos donde se transformó su acentuación, pasando de ser un vocablo agudo, “olé”, a llano, “óle”, donde la letra O –como silaba- pasó de ser átona para transformarse en tónica, ya que, por lógica, ésa letra se mantenía en vilo en la garganta del público durante la ejecución hasta el remate, donde se soltaba de golpe la segunda sílaba.

juan belmonte puente
Juan Belmonte es llevado a hombros a su casa de Triana, tras una faena de arte en la Maestranza

Hoy, aceptada como interjección, puede componer por sí sola una oración, introducida en una conversación como aserto, gracia dicha con arte o bien como cortesía o piropo a quien nos habla. Proverbiales suelen ser las demostraciones que en ese sentido, en nuestra Triana se han hecho siempre y se siguen haciendo, del olé como piropo hacia la belleza, la simpatía o el arte con que se maneja determinada persona. Entre mis recuerdos infantiles hay uno que se me quedó muy grabado, durante una de tantas noches en las que salíamos mi familia y la de José El Herejía, en la que éste y mi padre entablaron un divertido coloquio sobre la manera de pronunciar esta interjección en lo que al flamenco se refiere. Aquella diferencia terminó en risas, y desde entonces, aprendí una nueva manera de su pronunciación,  a la manera de la cava, con lo que la cosa quedaría así: “¡éle!, convirtiendo la o inicial en una especie de “e” muy cerrada.

José Tirado Moreno y José Moreno Moreno
Mi padre y José El Herejía conversan con su tradicional gracia

En el flamenco ha sido tan reconocido y utilizado que, tácitamente-no tengo noticia de que haya sido cuestionada por ningún estudioso-, se ha considerado como parte del equipaje de nuestro arte, y desde las primeras grabaciones en pizarra de que disponemos, puede escucharse como elemento de animación y aliento a la interpretación del artista. También en el baile es profusamente pronunciado como prefijo de alguna cualidad del danzante, “öle la gracia, óle la elegancia…”, así como en la guitarra, cuando una falseta de gran exquisitez surge de sus cuerdas, suele ser acompañada del típico Óle, pero como señalo en el título, no es del flamenco porque no tiene su origen en él.

Además, y como anécdota sobre el tema, en unos versos de la sevillana “Que también es de Sevilla” del desaparecido Manuel Pareja Obregón,

Y tiene además Sevilla

y no de mentirijillas

una gracia y un seseo

una juerga y un jaleo

y el olé que es de Sevilla

el autor adjudica el origen geográfico de dicha interjección a nuestra tierra.

No se me ocurre nada más, sino que a todo el que lea este articulo y sea de su agrado, he de decirle: ¡¡¡ Olé!!!

José Luis Tirado Fernández

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