
SOL DE SAN JACINTO
Ayer tarde me embobé
contemplando San jacinto
cómo la calle lucía
porque Tú, Maravillosa,
hacia Sevilla salías.
Entonces salí corriendo
y en tu puerta me encajé.
Vengo a ofrecerte, te dije,
el sueño de mi querer,
el sudor de mi trabajo,
la luz del atardecer,
la Oración de las aceras,
y el brillar del corazón
que se ahoga en la pasión
de saber tan larga espera.
Vengo a ofrecerte, Señora,
la brisa que luce el aire,
la voz del Guadalquivir
cuando en silencio te habla
junto al Sol de la mañana,
el aroma de las flores,
y un cantar de ruiseñores
de Sevilla y de Triana.
Vengo a ofrecerte, te dije,
los juncos de la ribera,
la fuerza de la Saeta,
y el reflejo de la Cal
donde se mira la vida,
y un Bálsamo Hierbabuena
pa que al Hijo de tus Penas
le cures Tú la heridas.
Estrella de la mañana,
Rosa de Amor escogida,
Sin pecado concebida
en el Barrio de Triana.
Santiago Martín Moreno
Foto: Jesús Daza
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