Triana cuna de artistas: Rosarillo de Triana

Rosarillo de Triana una artista de rara belleza

Rosario Cruz y Falagán (Rosarillo de Triana) fue hija del Alcalareño Rafael Cruz “El Sevillanito”, y la Sevillana Rosita Falagán, ambos afamados artistas de las variedades en aquellos finales del siglo XIX e inicios del XX.

Nació en una casa alquilada de la calle Pureza, en el Barrio de Triana (Sevilla), y unos meses antes de aquella temporada en la que sus padres volverían a actuar en el Teatro San Fernando.De exquisita y racial belleza agitanada, sería una polifacética artista ya que fue por su público, consagrada como Canzonetista, gran Bailarina así como excelente Recitadora. Se notaba de donde le venía ese don pues, por alguna razón a su madre le fue dedicada una de las coplas de más fama en la nómina de la Copla Andaluza de la época: La Rosa de capuchinos, de Antonio Quintero y Rafael de León.

En 1904, y al encontrarse actuando unos días en el Teatro Duque de Rivas de Córdoba Rosarillo, sería pintada por Julio Romero de Torres, y  cuyas pinturas se pueden contemplar en una de las galerías del Museo dedicado en Córdoba al Artista.

El que formaría primer Trío con Quintero y León, Salvador Valverde, al poco tiempo de estar en Madrid y tras la desgraciada muerte del Pintor Julio Romero de Torres, Rosarillo fue a verle y pedirle que le escribiera una letra que, a título de Elegía, le dedicaría al Pintor. Se dice que al Poeta no le hacía mucha gracia la idea, no obstante y tras la persistente idea que tiene Rosarillo sobre el tema, consigue que Salvador le escriba una letra-copla que será titulada “Adiós a Romero de Torres”. Valverde se acuerda de que acaba de llegar también a Madrid un excelente músico llamado Manuel López Quiroga y él será el autor de la música.

 

Rosarillo de Triana

 

Rosarillo y la copla

Rosarillo de Triana escucha la Copla y se queda entusiasmada. Aun no ha debutado pero, le dice a Salvador que será ésta la Copla con la que se abra al mundo del espectáculo. Días más tarde, Salvador Valverde en uno de sus paseo por la Gran Vía Madrileña, se encuentra con la ya figura Conchita Piquer, la cual le pregunta si ha escrito algo nuevo (¿?). Al decirle que sí, ella se empeña en escuchar aquella copla aunque le deja claro que ya la tiene comprometida con otra artista. A Conchita no le importa, por lo que a principio de 1930 y en compañía de Salvador se presenta en la Academia que ya ha formado el Maestro Quiroga. La Piquer queda prendada de aquella copla y se hace con ella… ¿Cómo…? El caso es que quien la estrena en un homenaje a la Cantante Ofelia de Aragón en el Teatro Romea, es “La Piquer”. Se recoge en un artículo de la época, que lo peor del caso fue que esto ha llegado a oídos del padre de Rosarillo, el cual al descubrir lo sucedido, él, que siempre lleva consigo un buen y agitanado bastón decide darle un escarmiento tanto a Valverde como a Quiroga; Afortunadamente no ocurrió nada.

Dada las características interpretativas que a sus coplas daría a principio de los años treinta, Rosarillo de Triana se haría con el público cada vez que interpretaba: “Adiós a Romero de Torres”, copla que llevaba siempre en su repertorio, cosa que nunca ocurrió con “La Piquer”.

En 1934, y formando pareja con Celia Gámez, realizaría una de sus muchas giras triunfales; En esta ocasión la haría por los estados Unidos de América, Venezuela y Puerto Rico. También formaría pareja con Pilar Calvo en el Price de Madrid con: José Cepero, Pepe el Pena hijo, Mazaco, Canalejas de Puerto real, Bernardo el de los Lobitos y Patena hijo entre otros, y acompañada por una Guitarra excepcional como es la de Luis Maravillas.

Aunque siempre será recordada por su magnífica versión de su Copla preferida: “Rocío”, también grabaría: Rosario de la Cava, Bulerías del Bigote, Mi Sombrero, o Romería del Quintillo entre otras muchas…

A finales de la década de los cuarenta se deja de tener noticias de ella tras una, al parecer, última vuelta a las américas, de donde según algunos cronistas nunca regresó. Sin embargo, sí regresó. Según su propio hijo informó, regresó y vivió en España con su marido el torero Antonio García Maravillas, cuando se retiró profesionalmente. Tras una larga época en Fuengirola, pudo llevarla a Madrid, pues por su edad debían tenerla cerca para atender sus necesidades. Vivió con su hijo, en el domicilio de éste donde a avanzada edad falleció de un ataque al corazón.

 


Fuente: Desdemibarrio

 

 

 

 

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