Un juzgado condena a una empresa, pero ésta no tiene dinero ¿qué hago?

sin dineroNo son pocos los casos, donde un trabajador es despedido o le deben una gran cantidad de dinero, adeudándole meses y meses de salarios. Desde el inicio de la crisis, han aumentado de forma considerable el número de empresas insolventes o en concurso de acreedores, lo que significa que, en definitiva, no puede hacer frente a sus deudas, entre las que se encuentran los salarios de los trabajadores o la indemnización por despido.

Ante la situación de un despido o de reclamación de cantidades adeudadas, lo más lógico y recomendable es iniciar un proceso judicial contra la empresa, a fin de obtener un fallo favorable en términos indemnizatorios.

Si la decisión del juzgado es favorable, no cabe otra que cobrar lo que se nos reconoce en la sentencia, ya que se nos formula como un derecho. Sin embargo, si la empresa es insolvente o está en concurso  de acreedores, ésta no nos pagará nada ni en el plazo fijado ni tras realizar la ejecución de la sentencia. Ante tal situación, ¿ que hacer?, ¿ estamos desprotegidos?, ¿ podemos cobrar lo que se nos reconoce?

El siguiente paso, y último, será acudir al Fondo de Garantía Salarial, el cual es un organismo adscrito al Ministerio de Empleo y Seguridad Social, cuya función principal es pagar a los trabajadores afectados la cantidad dineraria que se les adeuda en función de una sentencia o documento similar.

Sin embargo, el Fondo de Garantía Salarial ( conocido como FOGASA), por desgracia no pagará todo el importe íntegro, ya que el Estatuto de Trabajadores establece un límite de días a indemnizar en función de diversas circunstancias que nos llevaría a escribir páginas.

Además, en la actualidad, suele tardar más de seis meses en pagar lo que, unido a lo que en función de la ley debe otorgar, a veces se suele dilatar un cobro que, si lo unimos al inicio de todo el procedimiento, es decir, desde la entrada de la demanda para el juicio, puede durar más de dos años.

Por lo tanto, no es un final del todo agradable, ya que vemos limitado lo que realmente se nos debe, y además lo cobramos al cabo de un largo tiempo, pero por otro lado, es una opción que se nos presenta como último recurso ante la difícil viabilidad económica de la empresa y la imposibilidad de pagarnos.

Juan Manuel Maldonado León.

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