Comienzan los trabajos de control de roedores a esta margen del río.

desratización

La desratización comienza por el puente de Triana hacia el puente Cristo de la Expiración.

El Ayuntamiento de Sevilla, a través del Zoosanitario Municipal, inició el pasado viernes 15 de febrero trabajos preventivos de control de roedores en la margen del río del lado de Triana comenzando por el puente de Triana hacia el puente Cristo de la Expiración.

Tras esta margen, se pasará a la siguiente, de manera que el tratamiento de desratización sea integral en esta zona de la dársena, según la planificación realizada por el Zoosanitario, que va por zonas. Estos tratamientos se están realizando también en estos días en los Jardines del Cristina, entre otras zonas de la ciudad.

Estos trabajos a pie de calle, que se realizan preferentemente en época de mayor cría de los roedores, son posteriores a los trabajos de desratización de la red de saneamiento del Distrito Triana, que se hicieron a principios de febrero, y ahora se comienza a tratar las madrigueras.

Estos trabajos, que se acometerán por tramos, se prolongarán durante varias semanas, dependiendo de la evolución y hasta que así lo determinen los técnicos del Zoosanitario. Es muy importante contar con unas buenas condiciones higiénico-sanitarias de limpieza que restringa la posibilidad de alimento de los roedores a los productos biocidas empleados. Se trata de rodentecidas anticoagulantes, que comienzan a surtir efecto y provocan la muerte de los roedores a partir del quinto día de ser ingeridos, de forma que el resto de los roedores no asocian la ingesta del producto a la muerte.

 

 

Siguiendo las medidas de seguridad emanadas de la normativa europea, y acorde con las Fichas de Datos de Seguridad y Registros Sanitarios de los productos empleados para el tratamiento de roedores, el Zoosanitario procede a limitar y señalizar el acceso a la zona de tratamiento, de forma que se cumplan las medidas de seguridad que protegen tanto a las personas como a los animales domésticos del acceso a estos productos.

Además del cercado de seguridad, los productos se alojan en unas cajas negras de plástico con cierre de seguridad para limitar, aún más, la posibilidad de que alguien acceda de forma accidental al biocida. Estas cajas disponen, además, de carteles que indican cómo actuar y qué antídoto se debe emplear en caso de ingesta accidental.

Fotos: Jesús Daza