Triana se mueve

Hay en Triana, además de gimnasios, varios centros deportivos que dependen del IMD.

De entre ellos, vamos a destacar hoy el de Mar del Plata.

El Centro Polideportivo Mar del Plata es un espacio lleno de vida.

Cada vez que te asomas está ocupado por usuarios que desean mantenerse en buen estado físico haciendo uso de las instalaciones municipales o practicando algún deporte.

Y aunque ahora está en obras por aquello del «lifting» que le están haciendo a la piscina, está siempre en perfecto estado y limpio. Y eso que los del bádminton se lo ponen difícil al personal de la limpieza, ya que en cada jornada andan destrozando los volantes dejando plumas por doquier.

De entre todos los grupos de usuarios hay uno que cabe la pena destacar: el grupo del Aero Step.

Este grupo, bien nutrido en participantes de entre 20 y 50 años, es incombustible al desánimo.

Situados en la zona menos accesible del polideportivo, con un calor insoportable cuando llega el buen tiempo, es constante e incansable.

Con la música a todo volumen, cada lunes, miércoles y viernes pese al calor, están en su espacio subiendo, bajando, desplazándose y girando sobre y alrededor del escalón de plástico que les da nombre: el step.

Tatiana, la monitora, una muchacha menuda, de piel blanquísima y con aspecto de no poder con su propio esqueleto, mantiene al grupo en constante movimiento.

Tras un calentamiento que al principio despista pero que luego es fácil si no te distraes, comienza la sesión: Primero unos pasos básicos, luego el básico más 3 rodillas, luego el básico, 3 rodillas pero ahora con otro paso más y principio; de uno en uno va añadiendo pasos a la serie.

Paso base, 3 rodillas, caja, glúteo, base, mambo, 3 rodillas, vuelta, caja, rodilla, por encima, 3 rodillas, giro, patada … Y principio…. Paso base, 3 rodillas, caja, glúteo, base, mambo…

Y así una y otra vez.

Cuando ya vas memorizando la serie y crees que eres capaz de repetirlo sin equivocarte, Tatiana dice: «lo complico«.

-¡¡Comorrrrrrrrrrrr!! ¿Más? ¡¿ Ahora que me lo sé?!

Y va y a mitad de la serie, le mete otra serie.

¡Casi nada!

Y así una vez tras otra. Y vuelta a empezar.

Suele ocurrir que llegas aun punto en el que crees que ya no puedes con tu alma, sudando a chorreones por todos los poros de tu cuerpo y la miras a ella y está tan fresca como una lechuga dando vueltas y giros y patadas y te preguntas, ¿esta criatura de dónde saca esa energía?

Y es que Tatiana engaña. Parece muy poquita cosa, de las que le das un empujón y la tiras al suelo, pero no querría ser yo el/la desgraciad@ que tuviera que enfrentarse a dicha menudencia. Eso de que «no hay rival pequeño» es literalmente cierto en el caso de nuestra monitora.

Nos mantiene ocupados con la coreografía hasta que ve que los participantes del grupo «van cayendo» uno tras otro y dejando de saltar, momento en que baja el ritmo antes de quedarse «sin personal» y da paso a la tonificación.

Sus clases, pese a lo que pueda parecer, son un placer; Amenas, divertidas y muy relajantes (por aquello de que como hay que estar atentos a la coreografía no tienes tiempo para preocuparte por nada más); quemas toda la adrenalina que te sobra. Nunca te aburres porque cambia la coreografía cada semana.

A las fechas que estamos y aun con el calor (no tenemos ni un mísero ventilador), el grupo no ha disminuido.

Incluso los viernes que suele haber monotema de tonificación va la gente a clase. Y eso, que esos días son especialmente duros. Zancadas, flexiones, abdominales, pesas… Algunas veces al acabar no sabemos si las piernas, brazos o lo que sea son los nuestros o es que los hemos tomado prestados de alguien y por eso no nos responden.

No obstante, (y aunque los «milagros a Lourdes»), gracias a ello, al aero step, la tonificación, constancia y la profesionalidad de nuestra monitora, quien más y quien menos, consigue poner a punto su forma física o cuando menos, mantenerla.

¡El año que viene nos volveremos a apuntar al aero step!