Las cigarreras, las de verdad, las obreras de la Real Fábrica de Tabacos

Grupo de cigarreras. Foto anónima de finales del S. XIX

 Nótese la diferencia entre estas cigarreras y «Carmen».

«Carmen», la de la novela de Merimée y de la ópera de Bizet, aquella mujer absorbente y manipuladora, independiente y seductora, capaz de llevar a un hombre a su autodestrucción, es una creación muy del gusto de la época romántica en que fue escrito. Un ideal exótico y erótico.

En esa época, se le atribuía al tabaco una gran carga erótica que se asociaba a una moral laxa. Y si el tabaco, el cigarrillo, había sido hecho por mujeres, más todavía ya que contribuía a reforzar el aspecto voluptuoso del tabaco.

El hecho de que «Carmen» la cigarrera fuera una mujer emancipada económicamente y por tanto, en pie de igualdad en sus relaciones con los hombres, a la que se le ha atribuido la liberalidad de tomar amantes cuando le place y dejarlos cuando le aburren como si fuera eso una consecuencia de esa independencia, no es más que una ficción.

Esta Carmen es una anomalía en la sociedad de la época que se regía por los estrictos límites del decoro.

No obstante, el mito de Carmen la cigarrera con todos los estereotipos elaborados por los viajeros extranjeros, será asumido e interiorizado por los españoles empezando por los sevillanos.

Las mujeres hasta esa fecha si trabajaban lo hacían en talleres artesanales y de dimensiones reducidas. Cuando irrumpe la mano de obra femenina en una empresa como la Real Fábrica de Tabacos, la burguesía y ciertos estamentos sociales se incomodan por el potencial subversivo y corrosivo de la moral que (sin entrar en discusión) le asocian a la mano de obra femenina.

Esto oculta la realidad social de las cigarreras que realmente era muy dura.

Eran obreras, sin cobertura social, que trabajaban a destajo sin ningún sueldo base, por un jornal siempre inferior al de sus compañeros. La que se ponía mala, no cobraba. Y eso pese a que la labor acabada por las cigarreras presentaba más calidad que la misma labor realizada por «cigarreros». (Hablando en plata, las manos femeninas acababan mejor los cigarros que las manos masculinas). Esto ocasionó no pocas tensiones.

Tomando las similitudes de la visión personal de los autores que escribieron sobre las cigarreras y la vida en el interior de la fábrica, podemos además definir algunos rasgos de este colectivo:

– Las cigarreras eran, en su inmensa mayoría, de procedencia social muy humilde, si bien en un grupo tan amplio se podían encontrar mujeres de otras capas sociales que, por circunstancias, se vieron obligadas a buscar en esta dura profesión un complemento para sus ingresos familiares.

– En su mayoría eran jóvenes, condición necesaria para poder soportar las duras condiciones de la fábrica y para tener la destreza necesaria para producir una cantidad suficiente de cigarrillos o puros que les proporcionaran unos ingresos mínimos que compensaran el esfuerzo de este trabajo que se realizaba a destajo.

– Se sentían muy orgullosas de ser cigarreras y vestían con una serie de elementos comunes: flor, mantilla, etc… que permitían identificarlas como tales cuando se encontraban fuera del recinto.

– Cuando estaban en su territorio, en el interior de la fábrica, en esas inmensas naves donde se agolpaban cientos de ellas, se sentían fuertes. De hecho, se insinuaban y abochornaban a los hombres que tenían la osadía de adentrarse en “sus” naves ocupadas por miles de ellas que, agrupadas en mesas de diez o doce y, algunas acompañadas por sus bebés, se aligeraban de ropas para combatir el calor reinante en el interior. Se daban el gusto de intimidarles y provocarles ¡Ole ellas! (*).

(*)Ver: Las cigarreras y su «dudosa» reputación.

Dicho esto, las cigarreras eran mujeres de su época y como tales, regidas por el decoro acostumbrado.  Aunque como en todas partes, habría de todo, en general eran mujeres honestas y decentes. Y con toda seguridad fuera de la fábrica, individualmente, no se tomarían esa licencia con ningún hombre si caminaban solas por Sevilla o Triana.

El pintor Gonzalo Bilbao tuvo una visión bien distinta de las cigarreras.

En el cuadro vemos en un primer plano a una de las operarias dando de mamar a su hijo ante la cariñosa mirada de sus compañeras de rancho que miran con simpatía la escena.

No se encuentra por ningún sitio, aunque seguro que las habría, a esas mujeres de “rompe y rasga” a las que se refieren algunos escritores.

Él sí entendió y pintó como nadie la verdadera realidad de estas mujeres.

Y prueba del cariño que las cigarreras profesaban a Gonzalo Bilbao, fue la activa participación que tuvieron en el homenaje que la ciudad de Sevilla le rindió el 16 de junio de 1915 con motivo de la presentación del cuadro “Cigarreras en el interior de la fábrica”.

Sesenta cigarreras en coches de caballo se presentaron en la estación de Plaza de Armas para recibir y aclamar al pintor y a su mujer que llegaban en tren desde la capital.

Con el tiempo, poco a poco, las máquinas sustituyen a las mujeres y se empezaron a dejar de ver estas mujeres vestidas con colores alegres, extrovertidas, orgullosas de pertenecer a un colectivo que trabajaba con unas duras condiciones de trabajo, y por una retribución escasa, y que se daban el lujazo dentro de «sus naves, sus dominios», de emitir provocaciones e insinuaciones a aquellos hombres que osaban entrar, pero con toda seguridad, mujeres honestas y decentes.

Si alguna, gracias a su trabajo de cigarrera, pudo vivir con libertad e independencia, no podemos menos que alegrarnos con ella y felicitarla, que no tuvo que ser fácil en pleno siglo XIX o principios del XX, haber vivido como vivimos las mujeres en el S. XXI, ahora ya, sin que nadie nos critique por ello.

También con el tiempo, su conciencia de grupo hizo que consiguieran mejoras en su situación laboral tales como un sueldo base mínimo, una pequeña retribución al mes cuando se jubilaban (lo que viene siendo ahora un plan de pensiones y que ellas llamaba «la masita»), una paga extraordinaria de un año cuando se casaban, ¡quien la cogiera ahora!, y otros beneficios sociales…

Y poco a poco, las obreras no solo se redujeron en número, sino que pasaron de ser «cigarreras de la Fábrica de Tabacos» a ser «empleadas de la Tabacalera».

Pasó la era de las cigarreras.

Pero quedó la leyenda.

Coplilla

Yo soy Carmen la de España, cigarrera de Sevilla
y a los guapos de Triana, hago andar en coronilla.
Pero no es verdad la historia que de mí escribió un francés,
al que haría en pepitoria si volviese aquí otra vez
¡Iba a servirme de camafeo si traspasara los Pirineos! 

Carmen de España ¡manola!
Carmen de España ¡valiente!
Carmen con bata de cola, pero cristiana y decente.
No sé quien fue El Escamillo,
ni tampoco Don José,
y no manejo el cuchillo ni a las horas de comer.
Tengo fuego en la pestañas
cuando miro a los gachés.
Yo soy la Carmen de España,
y no la de Merimèe, y no la de Merimèe.

Me han cantado en el teatro,
lo mismo que a La Traviata,
mas le aviso a más de cuatro,
que voy a meter la pata.
Pues me tiene hasta los pelos,
que ande suelta por ahí,
una Carmen de camelo,
que en nada se parece a mí.
De los pinreles a la peineta yo le zurraba la pandereta.

Carmen de España ¡manola!
Carmen de España ¡valiente!
Carmen con bata de cola,
pero cristiana y decente.
No sé quien fue El Escamillo,
ni tampoco Don José,
y no manejo el cuchillo
ni a las horas de comer.
Tengo fuego en la pestañas
cuando miro a los gachés.
Yo soy la Carmen de España,
y no la de Merimèe, y no la de Merimèe.

Dedicatoria

Esta serie de artículos están dedicados a mi querido suegro quien me ha provisto de abundante información y documentación. A todos aquellos vecinos de Triana descendientes de cigarreras, que han tenido a bien compartir conmigo sus historias personales. Y por supuesto, a todas nuestras antepasadas cigarreras.

Elaboración propia: El Diario de Triana

Artículos relacionados:

Fuentes consultadas:

  • Historia de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla – JM Rodríguez Gordillo
  • Sevilla y el tabaco. Tabacalera S.A.
  • Las cigarreras y el mito de Carmen. Albariza.
  • La Poesía de la Copla.
  • Otros.

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